En el siglo xviii su mal estado de conservación obligó al ayuntamiento a reformarlo, transformándolo en un teatro moderno con capacidad para 1500 espectadores.[11] En su último periodo pisaron sus tablas grandes actores goyescos, como Rita Luna, Juan Carretero, Carlos Latorre, Manuela Carmona y Agustina Torres.En el elevado recinto donde el poeta había fijado los reales de su tumultuoso batallón, existía un compartimiento que separaba los dos sexos, y de seguro el sabio legislador que tal cosa ordenó en los pasados siglos se frotaría con satisfacción las manos y daríase un golpe en la augusta frente, creyendo adelantar gran paso en la senda de la armonía entre hombres y mujeres.Las macilentas luces de aceite que encendía un mozo saltando de banco en banco apenas le iluminaban a medias, y tan débilmente, que ni con anteojos se descubrían bien las descoloridas figuras del ahumado techo, donde hacía cabriolas un señor Apolo con lira y borceguíes encarnados.Abajo también había compartimiento, y consistía en una fuerte viga, llamada degolladero, que separaba las lunetas, del patio propiamente dicho.
Placa del Ayuntamiento de Madrid en recuerdo del Corral de comedias de La Cruz, colocada en la calle de la Cruz cerca de su confluencia con la
plazuela del Ángel
.
Estampa del Teatro de la Cruz, representando una escena del drama
El peluquero del emperador
. Publicada en la
La Ilustración
, el 10 de diciembre de 1853.