Convento de San Francisco del Berrocal

Fue fundado en 1505 como convento para franciscanos descalzos, quienes lo ocuparon hasta la primera mitad del siglo XIX.

En 1500, se refugiaron en la ermita del Berrocal tres frailes que habían decidido salir de su convento por defender la descalcez.

Aunque en sus orígenes se asentaron en unos chozos de escoba, los señores de la villa decidieron proteger a los monjes donando un terreno junto a la ermita para construir el actual edificio.

[2]​ El edificio tiene un valor histórico singular, ya que de él partieron los doce apóstoles de México, los doce primeros varones apostólicos que acudieron a las Indias en 1524.

Aunque su escasa población lo debería haber incluido en la desamortización de Mendizábal en 1835, se evitó en aquel momento abrir un expediente debido al mal estado del edificio, subastándose tras abrirse un nuevo expediente en 1847, tras lo cual pasó a ser una finca privada.

Esto sorprendió a los vecinos de Belvís, quienes hasta entonces desconocían por lo general la importancia que la expedición había tenido para la historia del catolicismo mexicano.

[7]​[8]​[9]​ En 1989, siendo cercanas las celebraciones por los 500 años del descubrimiento de América, la recién creada Junta de Extremadura decidió adquirir las ruinas del edificio, recuperando en una primera intervención el templo conventual con una restauración respetuosa con lo que fue en origen, y añadiéndose en una segunda fase la restauración de otras dependencias como el claustro; sin embargo, otras amplias zonas del convento permanecen todavía en ruinas.

La segunda escuela taller, que comenzó sus trabajos en 1995, se encargó de la recuperación del claustro.

Azulejo de los doce apóstoles de México ubicado a las afueras