Comúnmente representada como una serpiente acuática, la constelación se extiende a ambos lados del ecuador celeste.
No debe ser confundida con Hydrus, constelación austral de menor tamaño.
[4] La segunda estrella más brillante es γ Hydrae, una gigante de tipo G8IIIa[5] distante 132 años luz, cuyo radio es 16 veces mayor que el del Sol.
[11] λ Hydrae es otra gigante naranja de tipo K0III rica en cianógeno cuya metalicidad es algo mayor que la del Sol ([Fe/H] = +0,10).
[12] En cambio, ν Hydrae, gigante de tipo K1III distante 137 años luz, está empobrecida en metales respecto al Sol ([Fe/H] = -0,30).
[13] Ashlesha (ε Hydrae)[1] es un sistema estelar múltiple cuyas dos componentes principales son una gigante amarilla y una subgigante blanca de tipo A5IV.
[24] KW Hydrae es otra binaria eclipsante compuesta por dos estrellas blancas de tipo A3mIII y A0V.
Gliese 433 es una enana roja de tipo M1.5V con dos planetas que se mueven en órbitas a 0,054 y 4,69 ua respectivamente.
[26] En cambio, HD 90156 es una enana amarilla algo más fría que el Sol —de tipo espectral G5V—[27] con un planeta considerado un «neptuno caliente», pues tiene una masa comparable a la de Neptuno pero su período orbital es de solo 49,8 días.
[39] Abell 33 es otra nebulosa planetaria, distante 3100 años luz,[37] que debe su coloración azulada a las emisiones de OIII (oxígeno doblemente ionizado).
En este último supuesto, sería la galaxia espiral más pequeña del Grupo Local.
[45] En NGC 4993, galaxia encuadrada en esta constelación, tuvo lugar el evento GW170817, señal de ondas gravitatorias observada por los detectores LIGO y Virgo en 2017, producida en los últimos minutos por dos estrellas de neutrones en pleno colapso orbital, lo que provocó su fusión.
Después de un número largo de días, cuando ya estaban a punto, se comió los higos y, al comprender su error, agarró la hidra (serpiente acuática) que habitaba en la fuente y se la llevó junto con la cratera, asegurando que aquélla consumía cada día el agua que salía de la fuente.
Apolo, que sabía la verdad, al cuervo le impuso como castigo vivir entre los hombres y pasar sed durante este tiempo prolongado, según dejó dicho Aristóteles en sus libros sobre los animales.