En las postrimerías del gobierno de Eduardo Frei Montalva se intensifica la represión de los trabajadores que demandaban mayores beneficios sociales y un cambio en la política del gobierno.
Entre sus primeros miembros se destacan Eduardo Long, Ernesto Miranda y Arturo Yussef.
Sus cabecillas habían sido ajusticiados sin el debido proceso y muchos de sus militantes habían sido torturados, a sabiendas del gobierno, lo que motivó que el CODEH les prestara auxilio y protestara formalmente por el tratamiento que se les estaba dando.
La Intendencia de Santiago, como forma de prevenir futuras complicaciones en la capital, dio instrucciones a Carabineros para que disolviera la marcha a la altura del puente sobre el río Maipo.
Al enterarse de esto, Blest, sabiendo que aquello se transformaría en una batalla campal que podría terminar con muchos trabajadores heridos o incluso muertos, solicitó audiencia con Salvador Allende para exponerle su preocupación.
Según relata Manuel Acuña en su libro La rebelión de los trabajadores forestales, el Presidente se dio cuenta del peligro inminente por lo que le prometió a Blest que conversaría con el Intendente Julio Stuardo para que permitiera la llegada de los mineros y detuviera el accionar de Carabineros.
En 1978 se integran al CODES Manuel Acuña y Pedro Gaete, quienes, junto a Patricio Orellana, se dedican a publicar el Informativo CODES y elaborar un registro estadístico-laboral durante la crisis económica de principios de los '80.
Entre estos profesionales se destacan: Raúl Elgueta, Nelson Paz y Héctor Flores.
[9] Son estas personas quienes junto a "don Clota" deciden ese año fundir ambas organizaciones en una sola: El Comité de Defensa de Derechos Humanos y Sindicales (CODEHS).
Colaboraban en esa organización, que publicaba periódicamente un informativo: María Eugenia Zúñiga, Elena Lizama, Adolfo Gómez, Luz María Venegas, Mauricio Quezada, el grupo Mestizo, Sol y Lluvia y otros; su presidente era el joven Rubén Díaz, miembro de la Comunidad “Cristo Liberador”.
[20] Su casa sirvió de refugio para perseguidos políticos, ayudándolos incluso a conseguir asilo en las embajadas.