Durante una manifestación, el dirigente sindical Rudolph Schnaubelt lanzó una bomba[1] a la policía que intentaba disolver el acto.
Dos notables excepciones, Estados Unidos y Canadá, celebran el Labor Day el primer lunes de septiembre.
[5] Los hechos que dieron lugar a esta revuelta están contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos.
A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de Estados Unidos.
La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Orden de los Caballeros del Trabajo (Noble Order of the Knights of Labor),[cita requerida] con una importante influencia anarquista, pero tenía más preponderancia la Federación Americana del Trabajo (AFL).
Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas de ocho y diez horas (aunque siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a los obreros entre catorce y dieciocho horas).
La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (la principal organización de trabajadores en Estados Unidos) remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: «Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo, ya que no hemos dado ninguna instrucción al respecto»[cita requerida].
y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero.
[7] Adolph Fischer, redactor del periódico Arbeiter Zeitung, corrió hacia la imprenta del periódico para imprimir 25 000 octavillas (hecho que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que lo llevó a la horca).
El inspector de la policía, John Bonfield, consideró que habiendo terminado el acto no debía permitir que los obreros siguieran en ese lugar, y junto a 180 policías uniformados avanzó hacia el parque y empezó a reprimirlos.
La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros.
Pese a que el juicio fue en todo momento una farsa y se celebró sin respetar norma procesal alguna, la prensa amarilla sostenía la culpabilidad de todos los acusados y la necesidad de ahorcar a los extranjeros.
En la actualidad se considera que su juicio estuvo motivado por razones políticas y no por razones jurídicas, es decir, se juzgó su orientación política libertaria y su condición de obreros rebeldes, mas no el incidente en sí mismo.