Los frentes meteorológicos rara vez penetran en el continente, debido a los vientos catabáticos.
La temperatura fue deducida mediante radiancia espectral medida por el satélite Landsat 8 y descubierta durante una revisión del National Snow and Ice Data Center en diciembre de 2013.
Las bajas temperaturas severas varían con la latitud, la elevación y la distancia desde el océano.
La precipitación total en la Antártida, promedio en todo el continente, es de unos 166 milímetros por año (Vaughan et al., Journal of Climate, 1999).
La lluvia es rara y ocurre principalmente durante el verano en áreas costeras e islas circundantes.
El efectos de las bajas temperaturas en una humedad del aire muy baja, significa que la piel seca y los labios agrietados son un problema continuo para los científicos y expedicionarios que trabajan en el continente.
En la Antártida hay diferentes bases dispersas por toda la Antártida, 16 en total (Amery, Burger Hills, Cape Poinsett, Casey, Davis, Dumont D'urville, Haupt Nunatak, Law Dome, Mawson, Base McMurdo, Mirnyj, Novolazarevskaja, Skiway South, Syowa, Whoop Whoop y Wilkins Runway) y uno en la sub-Antártida (Macquarie Island).
[19] Durante la reciente década, la Antártida Oriental se espesó a una tasa promedio de 1,8 centímetros por año, mientras que la Antártida Occidental mostró un adelgazamiento general de 0,9 centímetros por año.
[25] Las corrientes cálidas del océano pueden haber sido la causa de la fusión.
Aunque esto está parcialmente compensado por el enfriamiento de la caída en la Antártida Oriental, este efecto se restringe a los años ochenta y noventa.
El vórtice actúa como una barrera atmosférica, evitando que el aire más cálido y costero se mueva hacia el interior del continente.
Que la atmósfera tenga casi nula humedad en casi toda la Antártida y que en las áreas del Polo Sur geográfico casi nunca se registren precipitaciones (ni siquiera en forma de nieve) tiene una explicación evidente: debido a las bajísimas temperaturas constantes del interior antártico el agua se encuentra naturalmente en estado sólido, faltando por ello brumas, neblinas, nubes, lluvias o nieves.
[43] La Antártida es, en la mayor parte de su extensión, en cuanto a su humedad atmosférica –paradójicamente– el lugar más seco de la Tierra (excepto las zonas costeras e insulares de la Antártida), ya que al estar las temperaturas casi siempre bajo 0 °Celsius el agua se encuentra cristalizada y el aire, que es extremadamente frío, apenas retiene humedad.
Un fenómeno térmico característico de la Antártida es el llamado Kernlose winter; es decir, las temperaturas medias durante el invierno tienen variaciones muy pequeñas, en las zonas cercanas a las costas son frecuentes las nevascas, en la península antártica las nevadas y, actualmente (claramente observable 2008 y presente en el 2015), también las celliscas y lluvias (en muchos casos aguanieves) durante el breve verano, los fuertes vientos son frecuentes ya que sobre el centro de la Antártida se ubica permanentemente un área de alta presión (anticiclón) que hace fluir (acorde con las fuerzas de Coriolis) corrientes eólicas a gran velocidad desde el sur hacia el norte y noreste, estos vientos alcanzan velocidades de 200 km/h provocando en el interior del continente temporales llamados «sordos» ya que carecen de truenos y relámpagos.
Las diferencias térmicas y los vientos en la Antártida pueden hacer que las precipitaciones nivales «blandas» se congelen y literalmente rueden, enroscándose, sobre las superficies sólidas ya antes congeladas produciendo el fenómeno llamado rollos de nieve.
La meteorología en la Antártida se ve completada con la presencia de curiosos fenómenos ópticos en la atmósfera: espejismos (debidos a reflejos del hielo y a la refracción por diferencia de las temperaturas en las capas de aire), antelias: halos iridiscentes en torno a la luz de los astros (en especial en torno a la luz solar) debidos a cristales de hielo flotando en la atmósfera, parhelios; auroras polares debidas al viento solar interactuando con la magnetósfera y la atmósfera (las auroras polares son más intensas durante cada máximum solar, es decir durante cada ciclo en que se intensifican las manchas solares, esto casi siempre cada 11 años.
En pleno verano austral (enero), los días en la Antártida tienen luz casi las 24 horas del día, a medianoche el Sol «baja» hasta la línea del horizonte para luego volver a «subir» en un movimiento sinusoidal aparente (solo existe desde la perspectiva), en el breve verano antártico las horas en que el sol está más próximo al horizonte son llamadas noches blancas, mientras que durante el extenso invierno los días permanecen en una prolongada penumbra.