Muchas de estas casas de la moneda, tanto imperiales como pertenecientes a gobernantes locales autónomos a medida que se fragmentaba el mundo bizantino, operaron entre los siglos XII y XIV.Además, los distintos emperadores tenían casas de moneda vinculadas a su séquito (comitatus), que le acompañaban en sus viajes y campañas en todo el Imperio.[2] En el transcurso del siglo V, el sistema de acuñación original romano se derrumbó.La casa de la moneda provincial en Quersoneso fue reabierta hacia 860, pero su producción estaba restringida al trabajo con cobre.Tesalónica se convirtió en la casa de moneda provincial más importante tras su reapertura en la segunda mitad del siglo XI, y otros centros provinciales –Corinto y Tebas en la Grecia meridional, Filadelfia en el siglo XIV, Magnesia y Nicea durante el Imperio de Nicea– estuvieron produciendo moneda en los siglos finales del Imperio bizantino.