A fecha de 2017 se conoce una inicial fortaleza medieval, una iglesia de la Edad Media y Moderna y un cementerio que estuvo en uso hasta inicios del siglo XX.
Fue en uno de estos lances, a mediados del siglo XV, cuando se mandó derruir sus murallas.
Las principales obras finalizan a finales del siglo XVI y estará bajo la advocación de Santa Catalina.
Junto a la población nace y comienza el discurrir del arroyo Tortillo, corriente pequeña, de corto caudal y cuenca muy enrasada, uno de los afluentes del río Azuer.
Fue precisamente esta posición en llanura junto a un manantial y tierras llanas las que determinaron el emplazamiento de la Fuentplana medieval frente a un territorio circundante más sinuoso (Carrizosa y Montiel).
El itinerario para llegar está indicado por señales de dirección y se puede aparcar en calles aledañas.
Aunque diseñado por el Proyecto Arqueológico Santa Catalina, actualmente no está ejecutado un itinerario de visitas apoyado por panelería.
Así, Fuentplana figura entre los puntos reclamados por el concejo de Alcaraz en 1243, siendo adjudicado a la Orden.
También gracias a estas reclamaciones territoriales conocemos que para esa fecha Fuenllana tenía iglesia abierta.
Esta caería definitivamente en la década de los años veinte del siglo XIII.
Se sabe que a finales del siglo XV la antigua parroquia se estaba reformando al estilo mudéjar pero, debido a las expectativas de crecimiento económico y demográfico, y a la llegada de las nuevas modas, el estilo pronto quedó anticuado y se decidió reedificarlo por completo.
Por tanto, en el segundo tercio del siglo XVI comenzó a construirse la nueva y definitiva parroquia de Santa Catalina.
En estos trabajos también se halló una estancia cuadrangular adosada a la muralla en su lado oeste, utilizada como un gran osario, pero cuya construcción pudo ser posterior al castillo.
La mayor información existente al respecto ha sido aportada por la doctora Pilar Molina Chamizo.
Esta quedó posteriormente inserta en el lateral del evangelio de la capilla Mayor (1536).
En ella se usó la mampostería y la sillería para los imponentes contrafuertes que sostenían toda la crucería.
Esta ampliación también sirvió para colocar unas fortuitas puertas de jambas y dintel muy sencillos.
En 1735 los agustinos calzados se instalaron en el convento construido a tal efecto junto a la casa natal del santo y comenzó el declive del espacio de Santa Catalina.
El resultado fue la orden para que: Según Cabada y Portillo fue hacia 1802 cuando se clausuró definitivamente la iglesia,[1] aunque numerosos elementos alusivos a ella permanecieron, como un imagen de Santa Catalina que estuvo en el presbiterio hasta la década de los 60 del siglo XX.
Además de que se han podido ver las lápidas durante la segunda mitad del siglo XX, aquellos espacios no arrasados durante la última restauración todavía mantienen cuerpos sepultados, como junto a la capilla de Santiago.
[3] La primera investigación arqueológica propiamente dicha en el yacimiento se inicia a raíz de las conversaciones del Ayuntamiento de Fuenllana -bajo la vara de su por entonces alcalde Antonio B. Rodríguez (PSOE), y con Salvador Dueñas como concejal de Cultural-, con el arqueólogo Pedro R. Moya-Maleno, quien estudia entre otros temas la ocupación humana en el alto valle del río Jabalón en el cercano Proyecto arqueológico Entorno Jamila.
Sin embargo el método empleado de prospección magnética registró muchas interferencias debido al cableado eléctrico que recorre el subsuelo del cerro, los metales presentes en algunas zonas (utilización del cerro como basurero en los últimos siglos) y otros puntos de fuego recientes (hogar de feriantes, obras, etc.).
En esta ocasión se realiza una prospección con georrádar, barriendo buena parte de la topografía superior del cerro con GPS diferencial.
En el año 2015, el equipo arqueológico vio necesario confirmar la existencia, naturaleza y potencia de las estructuras detectadas en las prospecciones geofísicas mediante la excavación arqueológica de lugares escogidos del yacimiento.
La segunda cata se realizó en media estancia cuadrangular adosada a la muralla, la denominada “T1”.
Fruto de ello ha sido, entre otros, el modelo 3D del lienzo Norte.