Según Suetonio, el emperador Galba mandó cortar las manos a un nummularius deshonesto en la Hispania Tarraconensis.[12] En muchas ciudades europeas de la Edad Media se emitía moneda local, habitualmente con la efigie del gobernante.Cuando los mercaderes acudían a realizar compras y ventas, especialmente durante las ferias, los cambistas les ofrecían el servicio de cambiarles sus monedas por las locales o guardárselas en depósito en sus "bancos", efectuando en sus "cuentas" los ajustes necesarios tras la realización de las transacciones.[25] La difusión global de la moneda de plata española se manifestó en su aceptación por los cambistas chinos, que no obstante realizaban sobre sus piezas diversas comprobaciones, como resellarlas (chops) o cortarlas (lo que también permitía utilizarlas para valores fraccionarios).La inventada por Jacques L. Galef se podía llevar en el cinturón, utilizándose por cobradores de los transportes públicos y otras profesiones en las que es necesario el cobro manual.