[1] En las crisis cambiarias la confianza en la paridad fija existente desaparece, provocando una disminución de las reservas del banco central, que llegado al límite de su resistencia, tiene que endurecer su política monetaria para restablecer la confianza de los mercados y si esto no diese resultado sólo quedaría devaluar el tipo de cambio o dejarlo flotar libremente.
En las últimas décadas del siglo XX y la primera del siglo XXI se han ido repitiendo una sucesión de crisis financieras de carácter cambiario que afectaron a un amplio número de países, han lastrado su crecimiento y han amenazado la estabilidad financiera internacional.
[2] Tradicionalmente se ha explicado la evolución del tipo de cambio a través de las condiciones económicas fundamentales y los postulados de la teoría económica.
Su primera formulación se llevó a cabo por Paul Krugman, en 1979.
[cita requerida] En estos modelos se hacía hincapié en que el deterioro progresivo de las condiciones económicas de un país hacían imposible sostener la fijación de los tipos de cambio y que un déficit presupuestario persistente en el tiempo[3] La progresiva y elevada volatilidad de los tipos de cambios no puede ser explicada únicamente por las variaciones de las condiciones económicas generales, por lo que han surgido teorías que tratan los fundamentos de estos cambios en otras causas.