Durante los trabajos fue ayudado por aprendices como Andrea d'Assisi y probablemente el joven Rafael Sanzio, a quien se atribuye la figura de la Fuerza y el rostro de Salomón.
Si no se hubiera inventado aún, él la elevó hasta este punto").
Las imágenes presentan una armonía y alternancia rítmica que recuerda a la composición musical.
Los colores son brillantes pero sabiamente armonizados con la utilización de fuertes contrastes (como naranja/verde, amarillo/azul y rosa/verde).
Las figuras, con elegantes poses, simplemente se yuxtaponen en primer plano, creando esquemas simétricos.