Posiblemente signifique "lugar de bojes" (del latín buxus más el sufijo locativo -anda).Bujanda se encuentra en el extremo sur del parque natural de Izki.Bujanda es un concejo regido por una Junta Administrativa compuesta por presidente o regidor y dos vocales elegidos por sufragio universal entre todos los vecinos cada cuatro años.Un importante acontecimiento se ha producido en la zona: el triunfo de Alfonso VIII de Castilla sobre Sancho VII de Navarra, a quien arrebata el paso hacia Irún y Francia por el valle del río Oria, desde la Llanada Alavesa, así como la salida al mar por San Sebastián y Fuenterrabía.El templo alberga los restos incorruptos de San Fausto Labrador y este hecho ha dado a Bujanda cierta notoriedad en el pasado.[6] Representa a San Fausto Labrador, en estilo romanista, erguido como monje barbudo, cuyo hábito, con escapulario, forma pliegues encañonados en su caída, típicos del estilo renacentista.Empuña con la mano derecha una azada, con la que según la tradición abría fuentes para los campesinos, y sostiene una cantimplora con la izquierda, indicando su condición de peregrino.A la altura del pecho tiene una teca con cristal para las reliquias (que se colocaron en 1636).Posiblemente debido a la creciente popularidad del culto a San Fausto Labrador y a las nuevas necesidades religiosas, el templo parroquial fue ampliado con dos nuevos tramos de nave en el año 1626 y reformado interiormente con la adición de un coro pocos años más tarde.Este siglo parece ser próspero y de importantes cambios en Bujanda, ya que es cuando se reforman las principales viviendas en fábrica que se ha mantenido hasta la actualidad y entre las que destacan las dos casas blasonadas de los Sagasty y los Arrietha.En 1639 don Gonzalo Chacón y Belasco, obispo de Calahorra y la Calzada, donó al templo un extraordinario relicario de plata, con forma de arqueta rectancular calada, adornada con costillas, asas laterales en volutas, pie ovalado con decoración grabada y rematado por una cruz.Durante este siglo desaparece la abadía de Santa Pía, recuperando la parroquia local las rentas.La zona fue muy activa durante las Guerras Carlistas (véase por ejemplo la batalla de Arquijas).Un día el amo se desmayó al ver que el instrumento de labranza realizaba la labor solo, mientras el santo oraba.Cercano a la muerte pidió a sus parientes y amigos: “después de mi muerte pondréis mi cuerpo sobre la caballería que tengo, y aquel sitio donde Dios la condujera, allí me dejaréis”.
Término de Bujanda en el parque natural de Izki (parte inferior de la ilustración)