[3][4] Logroño, además de ocupar un lugar estratégico en el espacio asociado al entorno geográfico del río Ebro, es una población mercantil y artesanal que forma parte del Camino de Santiago.
En 1095 el rey castellano Alfonso VI, buscando favorecer su desarrollo urbano, le concedió un fuero donde establecía unas condiciones jurídicas y económicas más favorables frente a las de las poblaciones de su entorno.
Lo que lleva parejo la capacidad para imponer multas y cobrar caloñas por parte del concejo municipal a aquellos vecinos que transgredían la normativa del municipio o la real.
[6] En el fuero de Logroño (1095), los vecinos no tienen la facultad de designar al merino, alcaldes y sayones, sino que serán escogidos por el señor o tenente entre tales vecinos.
[8] Respecto a la tradición manuscrita, se han perdido los pergaminos originales promulgados por Alfonso VI y Alfonso VII como tampoco hay noticias acerca de copias directas de los mismos.
El ejemplar actualmente conservado en el Archivo Municipal de Logroño es un diploma posiblemente confeccionado entre 1148 y 1157, por el tipo de escritura allí recogida, letra minúscula carolina, y por el latín vulgar empleado como lengua.