El momento en que dicho instrumento entra en vigencia puede establecerse en el propio documento, después del transcurso de un cierto período o al ocurrir un evento determinado, como una proclamación o un evento objetivo (por ejemplo, el nacimiento, el matrimonio, la llegada a determinada edad o la muerte de una determinada persona).
Si bien es una práctica común estipular este número como un requisito en el texto del propio tratado, también puede establecerse en una ley o marco legal superior, como una constitución o los reglamentos internos de la legislatura en la que se originó.
[5] Por lo general, el proceso por el cual un proyecto de ley se convierte en ley incluye la firma o alguna otra muestra de consentimiento por parte del jefe de Estado y la publicación en un diario oficial, para que la población sepa que existe y conozca la ley o el tratado.
[6] En otros, un proyecto de ley se convierte automáticamente en ley a menos que sea vetado (por ejemplo, por el presidente) o enviado a revisión judicial (si se ha interpuesto un recurso de inconstitucionalidad ante la corte suprema o el tribunal constitucional).
[7][8] Después de su adopción, los tratados, así como sus enmiendas, pueden tener que seguir los procedimientos legales oficiales de la organización internacional que los patrocinó, incluida la firma, la ratificación y la entrada en vigor.