Como resultado de esta batalla, las fuerzas croatas capturaron valioso equipo pesado (tanques, artillería, cohetes) de los cuarteles, material que tanto se necesitaba para la guerra.
Tuđman rehusó por temor a la gran potencia militar del JNA en una posible guerra.
Davor Domazet-Loso, en su libro Hrvatska i Veliko ratište,[3] describe la creencia de un grupo de historiadores que esta oportunidad era un complot para obligar a Croacia a atacar.
Las fuerzas del ejército estacionado en los cuarteles fueron las primeras en sufrir los golpes de dichas deserciones, y en 1991 estos tenían más equipos bélicos que hombres para manejarlos.
La escalada de violencia dio lugar a que el personal militar tomara la iniciativa inmediatamente y asaltara muchos cuarteles en contra de la voluntad del gobierno de continuar con las negociaciones, incluso en el momento en que casi un tercio de Croacia ya estaba ocupada por las unidades del Ejército Popular Yugoslavo y el Ejército serbio.
En ese período, 36 cuarteles, depósitos y otros 26 puestos militares fueron capturados o se entregaron.
Al menos cinco localidades fueron bombardeadas siguiendo esa táctica, poco útil, de los yugoslavos.
Se alcanzó una tregua y no hubo nuevos combates hasta la firma del último alto el fuego a final de año.
El cuartel fue bloqueado durante la noche del 13 al 14 de septiembre y cortaron el suministro de electricidad, agua y otros elementos necesarios.
Irónicamente, esto le causó el resentimiento de ambas partes.
Hasta diez soldados conscriptos del Ejército Popular Yugoslavo desertaba diariamente, ya que muchos de los que fueron destinados allí eran albaneses de Kosovo y otros no serbios nacionales.
En un incidente, el JNA casi abrió fuego contra un grupo de madres del movimiento «Muralla del Amor» que protestaban por la liberación de los conscriptos que fueron obligados a estar allí.
Los dos cuarteles de la ciudad fueron capturados fácilmente; solo un almacenamiento aislado llamado Barutana que incluía tres depósitos se mantuvo sin ser capturado pero el oficial del Ejército Popular Yugoslavo, Mayot Milan Tepić se negó a rendirse y produjo una explosión que causó la destrucción de un depósito y su misma muerte junto a otros 7 a 20 reservistas del Ejército Popular Yugoslavo y otros 11 serbios croatas.
La explosión destruyó todas las armas y municiones en ese puesto pero la captura de los otros fue un gran éxito para las fuerzas croatas cuyo botín incluía 78 tanques T-55 y 89 vehículos blindados.
[7][8] El cuartel de Križevci, llamado "Kalnik" estaba ocupado por el 411.º Regimiento de Artillería Mixto Antitanques al mando del coronel Jovo Radosavljević.
Los defensores, superados en número, no podían prescindir de los hombres voluntarios para defender el cuartel ya que fueron atacados por una fuerza abrumadora.
Sin embargo, dado el cuartel estaba ubicado en los suburbios del sur de la ciudad, se llegó a él en los principios de batalla, antes del asedio real, cuando comenzó la devastación y las muertes.
Rijeka era la ubicación del cuerpo 13.º del JNA, que fue trasladado por mar a Montenegro y atacó más adelante el sur de Bosnia y Herzegovina durante la Guerra de Bosnia en 1992.
El cuartel de Šibenik fue un bastión importante en el ataque del Ejército Popular Yugoslavo a la ciudad durante los momentos culminantes de la Operación Costa-91 en septiembre.
[18] El ataque fue en represalia por los daños sufridos por la patrullera JRM PC-176 Mukos después de ser minada o alcanzada por un torpedo.
La entrada de los tanques, artillería y armamento antitanques ayudarían a detener los nuevos ataques del Ejército Popular Yugoslavo en Croacia.