[26] Al siguiente año, los godos se encontraron a sus espaldas con un enemigo con el que no contaban: los hunos.[29] Al contrario que sus hermanos orientales, los visigodos tuvieron ocasión de huir y la aprovecharon, solicitando a los romanos cruzar el Danubio e instalarse esta vez en la provincia de Moesia, en las actuales Bulgaria y Serbia.[31] Estas huestes estaban violentamente enemistadas entre sí; por esto sus incursiones «fueron, pues, «ataques locales con fuerzas limitadas», aunque desde una perspectiva histórica a largo plazo parezcan un único proceso migratorio.[32] Además, estas masas humanas son difíciles de calcular numéricamente porque solían estar conformadas por diversas tribus unidas y separadas durante la migración.Los godos se asentaron en Moesia de forma prácticamente independiente, solo condicionados a pagar determinados impuestos y servir en el ejército cuando fuera necesario, por lo que comenzaron a recibir nuevas armas y adiestramiento en las técnicas de guerra romanas.[33] Los bárbaros así lo hicieron, aunque su desarme nunca fue muy completo y su conversión fue al arrianismo, una forma de cristianismo considerada herética por la Iglesia.[43] Los godos estaban a punto de rebelarse, pero los romanos no tenían fuerzas en la región para detenerlos.Los tervingios asesinaron a numerosos romanos y, como sucedería muchas veces durante esa guerra, robaron sus armas y armaduras; por otra parte, aunque Alavivo murió Fritigerno sobrevivió, aunque se desconoce si escapó o negoció con Lupicino.[53] Después los romanos se refugiaron en Marcianópolis y los germanos lentamente avanzaron hacia el sur en su persecución, una vez llegados a esa ciudad se sumaron a su hueste un importante grupo de jinetes alanos y hunos.[55] Finalmente, decidió volver a Panonia, durante el viaje de regreso se encontró una poderosa banda de taifalos y greutungos encabezada por Farnobio, quien había cruzado el Danubio con Aleteo y Sáfrax, pero se había separado para atacar la desprotegida Iliria.La mayoría de los invasores murieron, incluido su comandante, los sobrevivientes se rindieron y fueron enviados a ser peones en el norte italiano.[56] Para ese entonces era obvio para todo mundo que solo una campaña militar de grandes proporciones podría expulsar a los godos de Tracia, pero era obvio que Fritigerno no se quedaría sin hacer nada mientras los emperadores romanos se coordinaban.[61] Para empeorar la situación, los sasánidas solo respetarían el acuerdo si gran cantidad de tropas romanas, en preferencia las mejores, se quedaban en Armenia.El comandante elegido para tal misión fue Sebastián, quien escogió 2000 hombres para llevar a cabo una exitosa campaña de guerrillas.[75] Además, contaban con gran cantidad de desertores, esclavos fugitivos y otros romanos incorporados a sus filas.[9] Según Jones, las grandes confederaciones de tribus germánicas sumaban 50 000 hasta quizás 100 000 gentes en promedio, mientras que los pueblos más pequeños apenas llegaban a 25 000.[82] Quizás fueran unas 30 000[83] a 35 000[7] personas transportadas en 2000 o 5000 carromatos, siempre necesitados de provisiones, avanzaban lentamente.[86] Fuentes clásicas hablan de 200 000 guerreros bárbaros,[3] pero historiadores modernos consideran tamaña cifra una exageración.[79] Según MacDowall probablemente la horda germánica contara con poco más de 10 000 combatientes, tal vez 12 000.[88] Jorgensen cree que eran hasta 15 000 guerreros, pero unos 4000 jinetes estaban pastoreando lejos del campamento cuando Valente llegó.[90] En cambio, Décarreux sostiene que debieron ser 10 000 efectivos en la batalla, aunque probablemente habrían crecido a 20 000 o 25 000 (para 100 000 personas en total) cuando saquearon Roma en 410.Pronto toda la caballería romana de dicho flanco se vio involucrada y acabó rechazada.En esos precisos momentos los tervingios se decidieron por atacar a la infantería romana en el centro, aprovechando que ésta todavía no había terminado de desplegarse.[97] Tras una lluvia de flechas y jabalinas, la moral de los romanos se derrumbó y aunque los legionarios del ala izquierda consiguieron abrir una brecha entre sus enemigos en su línea, pero, como la caballería no había logrado desplegarse, no pudieron aprovechar ese éxito.[101] Graciano, enterado del destino de su tío, simplemente dio media vuelta para defender su propio imperio.[102] Aunque muchos romanos desertaron, incluyendo los candidati, la guardia personal de Valente, nunca lograron que les abrieran las puertas y Fritigerno se decidirá por dirigirse a Perinto (actual Mármara Ereglisi, Turquía).[104] Aunque el nuevo pacto supuestamente devolvía la situación al statu quo inicial, lo cierto es que ya nada volvería a ser igual para los godos ni para los romanos.Tras Adrianópolis, los visigodos fueron plenamente conscientes de su fuerza y continuaron extorsionando a los romanos cada vez que les parecía conveniente.[109] Finalmente, las grandes confederaciones tribales empezaban a asentarse en el territorio romano, poblado por cincuenta o sesenta millones de habitantes, la mitad en Europa.[114] Cuando Atila llegó al trono huno en 434, esta política era algo común para su pueblo, y fue él quien la llevó a su máxima expresión acelerando la caída del Imperio romano de Occidente.
Típico equipo de un soldado romano en la época de las invasiones bárbaras.
Desarrollo de la batalla.
Via Egnatia
, principal vía romana de los Balcanes. Adrianópolis está cerca de su recorrido, no lejos del punto en que la orientación cambia hacia el sureste y conduce a Constantinopla (Bizancio). De haber tomado Adrianópolis, los godos habrían llegado a la capital imperial rápidamente y sin oposición.
Solidus
de Teodosio I, quien fue nombrado emperador de Oriente por Graciano.