Los usurpadores eran personas o grupos de personas que obtenían y mantenían el poder o derechos de otros por la fuerza y sin autorización legal.
La usurpación fue endémica durante la época del imperio romano, especialmente a partir de la crisis del siglo III, cuando la inestabilidad política se convirtió en algo habitual.
La primera dinastía de emperadores romanos, la dinastía Julio-Claudia (27 a. C. – 68 d. C.), justificaban el trono imperial solo por vínculo familiar, concretamente con la conexión (aunque solo por adopción) con Augusto, el primer emperador.
Nerón, muerto con el estatus de enemigo público, al suicidarse provocó una pequeña guerra civil, conocida como el año de los cuatro emperadores.
La dinastía Flavia comenzó con Vespasiano acabando con el asesinato de su segundo hijo Domiciano.