Ataque francés a la escuadra argentina (1829)
La campaña toda está ocupada por las tropas de mi mando, y donde quiera pueden arrimarse los buques o entrar a los puertos.Descanse usted respecto a la protección y consideraciones que solicita para todos los individuos de la nación francesa.Obraré en todo como usted desee, y vea cuanto más quiere que haga.En San Nicolás se encontraba ya apostada una escuadrilla al mando del coronel de marina Leonardo Rosales.Ese mismo día se produjo un fuerte ataque sobre la ciudad por Barracas, al sur, que fue enfrentado por el batallón del Orden.Al anochecer, dos divisiones con 300 marineros bien armados abordaron los buques, aprovechando que sus escasos tripulantes descansaban después de comer.Al escucharse en tierra los disparos y verse el incendio en la Argentina (en el Belgrano no prendió) se pensó en un motín de marineros o de los prisioneros del Cacique, hasta que los oficiales escapados informaron lo sucedido.En seguida tomaron los bergantines General, Rondeau y Rio Bamba, que en las mismas balizas interiores se hallaban fondeados.El 22, tras acordar de palabra con Espora un cese de hostilidades, Venancourt elevó al gobierno una nota justificando su acción en razón de los mencionados "insultos" a su pabellón y detallando las condiciones propuestas: aceptar las demandas contenidas en la representación dirigida por el cónsul francés, que los buques capturados permanecerían en manos francesas hasta recibir órdenes al respecto del barón Roussin, que los ciudadanos franceses que hubieran debido abandonar sus propiedades y ocupaciones por la leva serían debidamente indemnizados y que los prisioneros capturados por los franceses serían liberados.Considerando que para la fecha del boletín existía un estado de guerra de hecho entre ambas naciones, Venancourt renunció a nuevos planteos al respecto pero se acordó que en lo futuro las comunicaciones oficiales al respecto se publicaran sin comentarios.Respecto de Venancourt, en Francia su actuación se presentó como meritoria y un ejemplo a seguir.Consideraba que bastarían 8000 hombres para tomar Maldonado, Montevideo, Colonia del Sacramento, Buenos Aires y Santa Fe, y que a la muerte del ya anciano Gaspar Rodríguez de Francia, caería también Paraguay.