Pertenecería a ese cuerpo durante más de trece años.
Tomó parte en las batallas de Chacabuco, Curapaligüe, Gavilán, Talcahuano, Cancha Rayada y Maipú.
Bolívar lo ascendió al grado de coronel y lo nombró comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo; en tal cargo condujo los restos del regimiento hasta Buenos Aires, pasando por Chile y Mendoza.
A lo largo del camino tuvo serios problemas económicos, y se permitió recordarle al coronel Enrique Martínez, un exgranadero, sus obligaciones morales para con el regimiento.
Llegado a Buenos Aires en julio de 1826, el regimiento fue recibido con honores, aunque el presidente Bernardino Rivadavia los ignoró durante varios días, cumplidos los cuales ordenó la disolución del mismo.