Por este motivo, el neoclasicismo no se manifestó de igual manera en todo el territorio; además, la ausencia de una cultura unitaria y la gran pobreza que atenazaba a la península italiana en el siglo xviii no eran circunstancias propicias para una florida producción arquitectónica.[Mi.
1] A principios de ese mismo siglo se había manifestado una breve, pero extraordinaria, época tardobarroca: en Roma se realizaron monumentos como la Piazza di Spagna, la Fontana di Trevi y la Piazza Sant'Ignazio, mientras que en Piamonte trabajaron Filippo Juvarra (1678-1736) y Bernardo Antonio Vittone (1704-1770).
1] En particular, el palacio real, pese a que su exterior muestra ya indicios de una cierta contención neoclásica, es considerado la última gran realización del barroco italiano.[1][Fu.
Hubo escaso interés de los estudiosos hacia la arquitectura neoclásica italiana, lo que durante mucho tiempo limitó su examen profundo y sereno.
[7] Estudios más recientes han puesto de relieve los rasgos distintivos, las peculiaridades y, en algunos aspectos, el carácter unitario de la producción italiana, en sus variantes regionales o incluso locales, en el contexto del policentrismo que todavía caracterizaba la península entre los siglos xviii y xix.[Fu.
7] El Reino de Cerdeña, tras la derrota sufrida por los piamonteses en 1796 ante el ejército francés, cedió Niza y Saboya a Francia.
8] Aunque gran parte de la crítica considera que el neoclasicismo italiano tuvo su origen en Roma,[Fu.
1] el Museo Lapidario Maffeiano de Verona, completado en 1745 por Alessandro Pompei (1705-1782), se puede considerar un adelanto del neoclasicismo.[Mi.
1] Duramente criticada por sus contemporáneos por su exceso de «paganismo», fue concebida como un compacto volumen cilíndrico, en torno al cual giran los espacios irregulares del antiguo tejido urbano veneciano.
Trabajó también en numerosas villas vénetas, mostrando un estilo decidido y competente, digno del neoclasicismo internacional.[Mi.
5] En Roma, tras la extraordinaria época barroca y tardobarroca que dio sus frutos hasta las primeras décadas del siglo xviii, no se registra una actividad particularmente intensa.
Caracterizada por un neorrenacentismo redundante, esta residencia se puede considerar un teatro para las nuevas tendencias de la arquitectura romana;[Ma.
A partir de 1775, bajo el pontificado del papa Pío VI, las obras se retomaron con mayor vigor.
En su conjunto, estas estancias constituyen una secuencia de espacios diferentes, todos ellos caracterizados por una insólita corrección arqueológica, que sin embargo resultará difícilmente aplicable a obras menores.[Mi.
Como ha observado la crítica, en la Piazza del Popolo el neoclasicismo no es el elemento dominante, pero contribuyó a la perfecta coexistencia de las diferentes realidades arquitectónicas.[Fu.
11] En los años posteriores a la unificación italiana, la nueva estructura político-cultural del Reino de Italia terminó por preferir el estilo neorrenacentista.
14] En la producción arquitectónica realizada durante el decenio francés (1806-1815) se puede apreciar una ruptura más marcada con la tradición barroca.[Mi.
Se convocó un segundo concurso que, tras varias controversias, ganó el proyecto del arquitecto Pietro Bianchi (1787-1849).
6] En Palermo, ya en 1750, se había completado el Palazzo Isnello, cuya fachada principal, obra de un arquitecto desconocido, presenta elementos estilísticos que son precursores del neoclasicismo en la región.
No faltan tampoco referencias a temas exóticos: en la llamada Palazzina Cinese (1799-1802) conviven elementos clásicos y otros extraídos de la arquitectura oriental, que manifiestan la vocación ecléctica del neoclasicismo siciliano.
Tras la Restauración, Pasquale Poccianti se afirmó como el principal arquitecto del Gran Ducado de Toscana.[Mi.
En cualquier caso, su fama está vinculada principalmente a la finalización del Acquedotto Leopoldino de Livorno, que fue iniciado en 1793 por Giuseppe Salvetti.
La ciudad del siglo xviii fue trazada por Francesco Saverio Bonomo, que diseñó un sistema viario en damero en lugar de las abandonadas salinas.
La obra, una mezcla del clasicismo nórdico y de reminiscencias palladianas, influyó durante mucho tiempo a la arquitectura civil triestina.[Fu.
21] Entre sus otras obras se encuentra la Rotonda Panzera (1818), que fue destinada originalmente a albergar una logia masónica.
El interior es una sucesión de tres naves, en una composición armoniosa y luminosa, uniforme pero no monótona.[Fu.
El clima reformista iniciado por María Teresa sentó las bases de un fuerte impulso en el campo arquitectónico; fueron llamados numerosos artistas, se formaron escuelas y estudios profesionales.
En este contexto, Canonica pudo seguir diferentes intervenciones urbanísticas y construir muchos edificios públicos: en particular, es suya la ampliación del Collegio Elvetico para transformarlo en el Senado.
Fue alumno de Tagliafichi Carlo Barabino (1768-1835), el arquitecto genovés más importante del siglo xix.[Mi.
7] Empezó con la construcción de un lavadero público en la Via dei Servi, una estructura fuertemente expresiva caracterizada por cinco arcos coronados por un tímpano.