La arquitectura en la ciudad española de Melilla responde a varios tipologías y modelos, desde las técnicas de fortificación, siglos XVI al XIX, a unas arquitecturas modernas y contemporáneas, a partir del XIX, pero especialmente durante el siglo XX, entre las que destaca la arquitectura modernista, con otras corrientes arquitectónicas que la preceden y continúan, que hacen de la ciudad africana la ciudad española con mayor representación del modernismo después de Barcelona y la mayor representación del modernismo en África, con más de mil edificios catalogados que forman parte del Conjunto Histórico Artístico de la Ciudad de Melilla, un Bien de Interés Cultural, y se encuentran repartidos por el Ensanche central y por sus barrios.
[1][2][3][4][5][6][7][8][9] Fue construida entre los siglos XVI y XIX, siguiendo modelos que van desde el Renacimiento, hasta los baluartes de la escuela hispano-flamenca que se construye durante el periodo borbónico.
En el siglo XVIII, se reformaron sus murallas y se construyeron una serie de baluartes y edificios que reflejaban el interés de los reyes españoles por su defensa.
Están construidos con piedra de la zona para los muros y ladrillos tochos para los arcos y las bóvedas, con técnicas de fortificación obsoletas, incapaces de hacer frente a la artillería moderna, pues las kabilas rifeñas, el enemigo del que debían defender Melilla no contaban con artillería.
Aunque lo que mejor define la arquitectura melillense es el modernismo, una verdadera continuación del rococó, con una riquísima ornamentación, de infinitas y sugestivas formas y variados colores.