A principios del siglo XX fue abandonado al trasladarse al población hacia Melila La Nueva, y después de unos intentos infructuosos de reparar las cubiertas, que provocaron su destejado y destrucción de las armadueras de madera, fue finalmente restaurado entre 1990 y 1997 por el arquitecto José Ignacio Linazasoro Rodríguez para acoger el Archivo Central de Melilla, siendo completamente alteradas sus fachadas, con la pérdida de rejas y alteración de los vanos de la planta alta, de arcos de medio punto a arquitrabados, así como la pérdida del mirador central y el remate.
Cuenta con una planta baja y alta, ala que se accedía por un puente de arcos desde la Calle Alta.
[2][11] Las fachadas estaban compuestas con dos niveles de ventanas de arcos, actualmente las ventanas superiores son arquitrabadas y están recubiertas de piedra y no se recuperó el mirador de madera sobre la puerta principal.
[2] Debajo de él se encuentra la galería que lleva a la Puerta del Socorro.
[2] En la actualidad se está preparando un museo con los fondos de la Imprenta de la Cooperativa Gráfica Melillense, una de las pocas conservadas casi íntegramente con la maquinaría, los útiles y los materiales del siglo XX.