[4] A principios del siglo XX la zona se encontraba inmersa en una gran inestabilidad política.
Para la explotación de los yacimientos la sociedad llegó a un acuerdo con Bou Hamara, también conocido como El Rogui.
Bou Hamara había sido pretendiente al trono del sultán Abd al-Aziz de Marruecos, y tras ser derrotado se había asentado en la región de Guelaya ejerciendo el control sobre su territorio.
Además, empresarios del acero alemanes como Mannesmann llevaban a cabo prácticas corruptas para conseguir los derechos de explotación mineros.
Bou Hamara fue apresado el 8 de agosto por los Beni Urriaguel (llamados Aith Waryaghar en bereber), la tribu bereber más poderosa de la zona, que lo entregarían al ejército del nuevo sultán Muley Hafid, en cuyas manos fue condenado a la decapitación.