[7]> En el Capitulario de Carlomagno, compilado hacia 800, apium' aparece, al igual que olisatum, o alexanders, entre las hierbas medicinales y hortalizas que el emperador franco deseaba ver cultivadas.
[12] Su primer tratamiento extendido impreso fue en el American Gardener's Calendar (1806) de Bernard M'Mahon.
[13] Después de mediados del siglo XIX, las continuas selecciones por su refinada textura crujiente y su sabor llevaron el apio a las mesas estadounidenses, donde se servía en jarrones de apio para salarlo y comerlo crudo.
El apio fue tan popular en Estados Unidos durante el siglo XIX y principios del XX que el historical menu archive] de la Biblioteca Pública de Nueva York muestra que era el tercer plato más popular en los menús de Nueva York durante esa época, sólo por detrás del café y el té.
[14] El uso medicinal del apio es antiguo, como lo demuestra su presencia en la Capitulare de villis vel curtis imperii, una orden emitida por Carlomagno que reclama a sus campos para que cultiven una serie de hierbas y condimentos incluyendo "apium" identificada actualmente como Apium graveolens.
La raíz del apio nabo es generalmente gruesa y esférica, alcanzando dimensiones de 10-20cm de diámetro, y en su parte inferior tiene pequeñas raíces secundarias (raíces que suelen ser retiradas para su comercialización).
Sus hojas son más pequeñas que las del apio, e igualmente tiesas y pinnadas.
En Norteamérica y Europa se utiliza el peciolo (tallo de la hoja) crujiente.
Estas «semillas», en realidad frutos muy pequeños, producen un valioso aceite esencial que se utiliza en la industria de la perfumería.
La sal de apio se utiliza como condimento, en cócteles (normalmente para realzar el sabor de los cócteles Bloody Mary), en el perrito caliente estilo Chicago y en el condimento Old Bay.
[19] Los nitritos del apio actúan de forma sinérgica con la sal añadida para curar los alimentos.
[21][22] El apio se ha utilizado desde tiempos históricos tanto en la cocina como en la medicina naturista.
Se caracteriza por ser carminativo, sedante, aperitivo, digestivo (que no implica digestibilidad fácil por su alto contenido en fibra), emenagogo, depurativo, regenerador sanguíneo y ligeramente laxante.
Disminuye las enfermedades hepáticas, combate las infecciones, ayuda a la eliminación de cálculos renales, mejora la memoria y en uso externo suele comportarse como un cicatrizante.
En cuanto al efecto diurético del apio, son las semillas las que provocan una mayor diuresis, siendo el cocimiento de éstas, útil en caso de hipertensión arterial, afección cardíaca congestiva, ansiedad e insomnio.
Los diuréticos pueden agotar el potasio y otras sales minerales almacenadas en el organismo, por lo que las personas que los usan deben comer alimentos con elevado contenido de potasio, como plátanos y verduras frescas, para reemplazar las sales minerales que se pierden por acción de los diuréticos.
Por su efecto emenagogo es recomendable evitar consumir apio en cualquiera de sus formas durante el embarazo.
En Venezuela se le suele llamar apio España o celery para evitar confusión con la arracacha, a la cual se le da el nombre de apio propiamente dicho.