En 1922 comienza sus estudios académicos en la escuela privada Sagrado Corazón de Jesús, en Ciudad Bolívar y, un año después es cambiado al Liceo Guayana en donde recibe clases del maestro César Fragachán por tres años.
Viven inicialmente en la casa de los abuelos maternos, quienes no veian con buenos ojos que Lauro manifestase interés por aprender algún instrumento musical, al mismo tiempo que rechazaba los estudios académicos.
La ceremonia ocurrió en la Iglesia San Juan, en Caracas y fue presidida por el padre García, quien también formaba parte del orfeón.
[2] En 1955, luego del encarcelamiento de Lauro, se mudan al edificio Codazzi, en la urbanización San Bernardino, donde nació su tercer y último hijo, Luis Augusto.
A igual que muchos intelectuales y artistas venezolanos vio en el derrocamiento de Gallegos una victoria de la barbarie frente a la civilización y la cultura.
No obstante, la Seguridad Nacional descubrió los planes y apresó a un gran número de activistas.
Pasó varios días siendo interrogado en la sede de la policía política y posteriormente fue trasladado a la Cárcel Modelo de Caracas, en Catia, donde también estaban detenidos Martin Matos Arreaza, José Agreda, Rafael Cadenas y Jaime Lusinchi.
[2] Una vez ocurrió la caída del régimen de Marcos Pérez Jiménez en 1958, la junta militar que lideraba el contralmirante Wolfang Larrazábal, convocó elecciones.
[2] La obra que presentó para optar al grado fue La copla errante, primer movimiento del poema sinfónico, Cantaclaro, para solista, coro y orquesta.
En la Orquesta Sinfónica Venezuela llegó a ocupar el puesto de percusionista, xilofonista[5] y corno solista, así como del trío Raúl Borges, del cual fue fundador en el año 1942, junto a Antonio Ochoa y Flaminia Montenegro de De Sola.
Sus primeras obras para este instrumento fueron especialmente valses venezolanos en medida de 3/4, que los interpretaba en 6/8.
Díaz fue gran amigo de Lauro y fue el primer guitarrista en tocar su obra en los más variados escenarios.
Sus exequias fueron realizadas en una funeraria que estaba ubicada en el mismo local donde, años antes, había funcionado el Colegio Santiago de León de Caracas, institución en la que Lauro creó y dirigió un coro que ensayaba precisamente en el salón en donde se efectuó su velorio.