Carlos Figueredo, es conocido fundamentalmente como compositor de obras para piano, música coral, piezas para canto y piano y de repertorio sinfónico.
También cursa Teoría y Solfeo con el profesor mexicano Emilio Sánchez Martínez.
Estos tres maestros jugarán un papel protagónico en la vida musical del joven músico carabobeño.
Figueredo heredará de Llamozas la tradición pianística de salón del siglo XIX, al igual que otros pianistas como Joaquín Silva-Díaz, Heriberto Tinaco, Teófilo Pérez, Juan Vicente Lecuna, Cipriano Colón, José Antonio Calcaño, Pedro Antonio Ríos Reyna, Antonio José Ramos, Moisés Moleiro e Israel Peña.
Aquella Caracas de las décadas del veinte al cuarenta, más interesada en las retretas de la Banda Presidencial, la Banda Bolívar y la Banda Marcial Caracas que en los conciertos de la agonizante Sociedad Filarmónica y la incipiente Orquesta Sinfónica Venezuela, sólo le permite dedicarse a la enseñanza particular y a la ejecución acompañante del piano.
Como se ha señalado, en 1942 Figueredo inicia estudios de composición con Vicente Emilio Sojo.
Las clases del maestro Sojo sólo tenían "hora de inicio ( ... ) podrían prolongarse indefinidamente, hasta que, a veces, eran “interrumpidas provisionalmente” a altas horas de la madrugada!".
No abandona Carlos Figueredo su raigambre en la música tradicional venezolana cuando dirige su interés a la música de cámara, género en el que compone el Cuarteto de Cuerdas (1946), la Sonata para Violín y la Sonatina para Violín y Piano.
En sus composiciones también está presente el estilo musical afrancesado en piezas como el Preludio (1946), el Valse Impromptu (1946) y Capricho (1975).
En 1955, su Sinfonía N.º 3 se hace merecedora del premio del Concurso Vicente Emilio Soja, certamen celebrado en homenaje a los 25 años de la fundación de la Orquesta Sinfónica Venezuela.