Fue enviado posteriormente a Filipinas, bajo las órdenes de Casto Méndez Núñez.
Presidió la Comisión Constructora del acorazado Pelayo, del que en 1888, y con José Ferrándiz y Niño como segundo al mando, fue el primer comandante como parte de su primera dotación,[4] recibiendo durante su estancia en Francia la Legión de honor.
Cervera y sus superiores mantenían posturas enfrentadas sobre la forma en que se debía actuar.
Cervera acató siempre las órdenes recibidas, pero lo hizo a regañadientes, en el último momento y mostrando su disconformidad.
Esta forma de pensar coincide con su decisión inicial de evitar enfrentarse a la escuadra estadounidense y esperar resguardado en el puerto, lo que resultó indudablemente erróneo y contraproducente, pues de todos modos tuvo que acabar enfrentándose a la flota estadounidense, pero en una situación infinitamente más desventajosa que en una batalla en mar abierto, pues sus buques tuvieron que salir del puerto y presentar batalla de uno en uno.
Además, Cervera pudo haber tomado otras decisiones erróneas: la distancia entre unos barcos y otros al salir fue excesiva, y resulta bastante discutible que el orden que eligió de salida de los barcos fuera adecuado.
Otra suerte corrió el Capitán de Navío Fernando Villaamil, que resultó muerto en combate a bordo del Furor.
Fue tío del también almirante Juan Cervera Valderrama que participó en la guerra civil española en el bando franquista.
[6] Tras la guerra civil el nuevo Gobierno quiso mantener en la memoria el terror que los habitantes de esas ciudades habían sufrido ante sus bombardeos, poniendo el nombre Almirante Cervera a calles de varias de esas localidades, en ceremonias a las que el propio Francisco Franco arribaba a la ciudad a bordo del Almirante Cervera.