Alhambrismo musical

El alhambrismo musical fue una corriente dentro de la música académica, específicamente del movimiento romántico nacionalista, relacionado con la restauración de músicas propias del acervo popular español, junto al revival neo-árabe surgido a principios del siglo XIX, derivado del carácter emblemático y representativo de las culturas orientales y medievales de la Alhambra.

Esta estela europea se reflejó en España, existiendo obras de autores nacionales con idénticas temáticas como "Abén Humeya" (Francisco Martínez de la Rosa), o “Granada: poema oriental” (José Zorrilla).

[2]​ En los años setenta y ochenta, el revival neoárabe obtuvo su mayor apogeo, gracias a las aportaciones arquitectónicas realizadas en los pabellones españoles como la producida en 1878 por Agustín Ortiz de Villajos, así como la producción pinturística de autores como Pérez Villaamil.

Su sucesor, Juan Parga, también incluye estas temáticas en obras como Reminiscencias árabes.

Su estrecha relación con Claude Debussy, inspiró a éste para componer piezas como La soirée dans Grenade de su tríptico Estampes (1903), o la celebrada composición La puerta del vino de sus Préludes (1909-1913) Según Ramón Sobrino,[4]​ el alhambrismo musical posee una serie de características comunes: