Si bien el plan inicial era reunificar el país, la creciente tensión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS) en el marco de la Guerra Fría provocó que en 1949 las zonas de ocupación occidentales se unieran en un nuevo Estado independiente denominado República Federal Alemana (RFA), a lo que la URSS respondió constituyendo ese mismo año la República Democrática Alemana (RDA) en su respectiva zona de ocupación.
Los comandantes en jefe ejercieron autoridad suprema en sus respectivas zonas y actuaron de acuerdo en temas que afectaban a todo el país.
Solamente la prohibición de matrimonios entre civiles estadounidenses y alemanes o austriacos permaneció por algún tiempo.
En la conferencia de Potsdam, con los Estados Unidos operando bajo la influencia del plan Morgenthau,[11] los triunfadores Aliados decidieron abolir las fuerzas armadas alemanas así como también todas las fábricas de municiones e industrias civiles que las apoyaban.
[15] Alemania encarnaba la situación que se vivía a nivel mundial en el marco de la guerra Fría.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, el territorio alemán quedó dividido en cuatro zonas de ocupación con sus principales ciudades destrozadas por los bombardeos aliados.
[17] Una vez finalizada la guerra, tanto Francia como la Unión Soviética demostraron un gran desinterés por desarrollar una política unificada con las demás potencias de ocupación y en su lugar aprovecharon las regiones cuya administración poseían para dar apoyo a sus propias economías nacionales.
[17] Las causas de esta situación eran diversas, ya que a las destrucciones materiales provocadas por la guerra y a las severas restricciones a la producción industrial alemana de posguerra (estaba prohibido fabricar engranajes, máquinas, herramientas, cemento, etc.) se sumaba también la gran cantidad de impuestos y controles que pesaban sobre las mercaderías que se comerciaban en los mercados legales.
[17] La nueva moneda sería el Marco alemán (Deutsche Mark), el cual entraría en vigencia a partir del lunes 21 de junio, caducando desde entonces los reichsmarks, los rentenmarks (moneda anterior al reichsmark) y los billetes emitidos por las fuerzas de ocupación, salvo algunas excepciones.
Era deber del Consejo Económico fomentar la competencia y evitar la formación de monopolios u oligopolios.
[17] Si bien el nuevo marco alemán fue hecho lo más "neutro" posible para que pudiese ser aceptado por los soviéticos,[17] estos respondieron a la reforma monetaria con el denominado Bloqueo de Berlín.
Ese mismo año se produjo la división final de Alemania, proclamándose primero en el lado Occidental la República Federal Alemana (RFA) y luego, en el lado Oriental controlado por los soviéticos, se creó la República Democrática Alemana (RDA).
[16] En 1948 la producción industrial aumentó un 45% con respecto al año anterior, mientras que entre 1949 y 1953 lo hizo a un ritmo promedio del 20% anual.
[17] En 1952 Bélgica, Alemania Occidental, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos integraron la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) cuyo objetivo principal era justamente administrar de manera común dos recursos que habían sido vitales durante las dos guerras mundiales.
En 1972 Alemania Oriental y Alemania Occidental firmaron un "Tratado básico" y un año después ambas fueron aceptadas como miembros de pleno derecho dentro de las Naciones Unidas, reconociéndose a sí mismas como Estados distintos, aunque vinculados entre sí por una situación especial.
La estabilidad monetaria se vio afectada por las turbulencias externas, mientras que en el plano interno las demandas salariales chocaban con la dramática situación de las empresas.
[23] En el plano social, las reformas económicas impulsadas por Kohl tensaron aún más las relaciones entre los trabajadores y los empresarios, situación que derivó en un mayor número de huelgas a tal punto que surgieron proyectos legislativos para limitar este tipo de acciones.
[25] La coyuntura geopolítica de aquella época fue beneficiosa para el país y le ayudó a consolidar su liderazgo en todo el continente europeo.
Comparando las cifras anteriores a la reunificación, para 1992, la producción industrial del sector oriental había caído un 60% y su PBI un 40%, mientras que, en contrapartida, Alemania Occidental experimentó un período de bonanza económica estimulada por la demanda adicional generada por el consumo de los alemanes orientales.
[25] Tras la devastación provocada por la Segunda Guerra Mundial, las potencias vencedoras, en especial Francia y la Unión Soviética, pretendían aplicar una política de "mano dura" contra Alemania.
Tanto los Estados Unidos como Gran Bretaña, conscientes de la delicada situación que se vivía en el territorio alemán, pretendían avanzar en la reconstrucción del país desarrollando una política acordada con los demás aliados y creando instituciones administrativas dirigidas por los propios alemanes.
[17] El líder soviético, José Stalin, decidió responder a esta medida unilateral cerrando todos los accesos terrestres de Berlín Oeste, sin embargo, el puente aéreo de abastecimiento organizado por los occidentales logró mitigar los efectos del bloqueo que finalmente fue levantado en 1949.
[19] Desde entonces, tanto la URSS como los Estados Unidos, decidieron evitar nuevos enfrentamientos en territorio alemán, limitándose únicamente a observar lo que ocurría al otro lado de la frontera, sin realizar ninguna participación explícita en los hechos.
Schuman presentó su Plan al Canciller de Alemania Occidental Konrad Adenauer, quien inmediatamente dio su aprobación.
[28] El Sarre era un territorio alemán que tras la Segunda Guerra Mundial había pasado al dominio francés con la figura administrativa de Protectorado.
[29] Paralelamente, Europa occidental continúa con su proceso de unificación, elaborándose entre 1961 y 1962 diversos proyectos para encaminar su unión política.
[28] En 1970 se inicia la elaboración del plan para la Unión Económica y Monetaria, como primer paso hacia la creación de una moneda única europea.
[29] También en 1970 se inician las negociaciones con Dinamarca, Irlanda, Noruega y el Reino Unido para incorporarse como futuros Estados miembro.
En 1972, cada uno de estos cuatro países establece un referéndum para votar positiva o negativamente su respectiva adhesión a las Comunidades Europeas.
Sin embargo, en 1974 asume el gobierno francés Valéry Giscard d'Estaing quien impulsa nuevamente un mayor entendimiento con los alemanes sobre la necesidad de profundizar la integración europea en todos los ámbitos, un objetivo que sembraba ciertas dudas en los británicos.