Comunidad Europea del Carbón y del Acero

Por ello, se incidió en la reconstrucción de Francia y Alemania favoreciendo un acercamiento entre ellas para evitar las disputas entre ambas.

Lo primero que se hizo fue relanzar Europa desde el plano industrial, con todo lo que ello significaba, o sea, que se volvió a dirigir la mirada hacia la zona más alta del conflicto entre los dos países: la zona del Ruhr y de El Sarre, que en estos momentos estaban bajo la dirección estadounidense y pasaron a manos de Francia, siempre y cuando los Aliados pudieran explotar la zona cuando lo necesitaran.

Este plan fue crucial para la fundación de la CECA, la primera institución europea enfocada en regular dichos sectores a nivel continental.

Sus consecuencias fueron directas, e inmediatamente se sentó Adenauer a negociar con De Gaulle la oferta francesa.

Al margen quedó la Gran Bretaña de Clement Attlee, que aun estando conforme con el acuerdo, no llegó a involucrarse en él, ya que seguía viendo como su principal socio comercial a los Estados Unidos.

Cualquier acción que se emprenda debe afectar en primer lugar a estos dos países.

"[4]​ Retratando a las industrias del carbón y del acero como parte integral de la producción de municiones,[6]​ Schuman propuso que la unión de estas dos industrias a través de Francia y Alemania bajo un innovador sistema supranacional (que también incluía una agencia europea anticártel) "haría que la guerra entre Francia y Alemania [...] no sólo fuera impensable, sino materialmente imposible".

Los barones del acero eran un grupo de presión formidable porque encarnaban una tradición nacional.

[9]​: 216 Estados Unidos no participó oficialmente en las negociaciones del tratado, pero fue una fuerza importante entre bastidores.

señaló que, si bien los artículos finalmente acordados eran más cualificados de lo que los funcionarios estadounidenses en contacto con las negociaciones hubieran deseado, eran "casi revolucionarios" en términos del enfoque europeo tradicional de estas industrias básicas.

El Partido Socialdemócrata de Alemania (en alemán: Sozialdemokratische Partei Deutschlands, SPD), a pesar del apoyo de los sindicatos y otros socialistas europeos, decidió que se opondría al plan Schuman.

Dejando a un lado la desconfianza personal de Kurt Schumacher hacia Francia, el capitalismo y Konrad Adenauer, afirmaba que centrarse en la integración con una "Pequeña Europa de los Seis" anularía el objetivo primordial del SPD de la reunificación alemana y, por tanto, potenciaría los movimientos ultranacionalistas y comunistas en los países democráticos.

Los proyectos de una autoridad del carbón y el acero y otras comunidades supranacionales se formularon en subcomités especializados del Consejo de Europa en el periodo anterior a que se convirtiera en política gubernamental francesa.

Sin embargo, se opuso a la CECA como una faux (falsa) puesta en común ("le pool, ce faux semblant") porque la consideraba un insatisfactorio "enfoque fragmentario" de la unidad europea y porque consideraba que el gobierno francés era "demasiado débil" para dominar la CECA como él creía conveniente.

Sin embargo, los intereses del acero y el carbón se opusieron rotundamente.

[15]​ Al entrar en vigor, la CECA sustituyó a la Autoridad Internacional del Ruhr.

Estos dos últimos países siempre han sido poco dados a ceder a las iniciativas de los miembros fundadores, y aún en la Europa actual son fuerzas más independientes.

Fue sin duda el laboratorio de lo que sería la Comunidad Europea y posteriormente la Unión Europea, ya que como primer aporte mejoró la producción de carbón y acero, se intensificó el comercio entre los países firmantes rebajando con ello los costes de producción y como última consecuencia se institucionalizaron las tarifas de los productos, a la vez que se produjo una inversión millonaria en los países menos industrializados.

Durante la integración de la CECA se crearon las principales instituciones europeas actuales: Schuman describió el objetivo como "hacer la guerra no sólo impensable, sino materialmente imposible" para los Estados firmantes.

Los capítulos VI Ententes et Concentrations y VII sobre el Libre Mercado del Tratado describen la acción conjunta contra los cárteles y trusts que fueron decisivos en las carreras armamentísticas de la guerra mundial, y las actividades que conducen a la perturbación del libre mercado.

[22]​ Mathieu afirma que la CECA no logró alcanzar varios objetivos fundamentales del Tratado de París.

[23]​ Algunos mineros tenían viviendas muy precarias y, durante 15 años, la CECA financió 112.500 pisos para trabajadores, pagando 1.770 dólares por piso, lo que permitió a los trabajadores comprar una vivienda que de otro modo no habrían podido permitirse.

Se trataba de un impuesto a tanto alzado, un gravamen sobre la producción con un tipo máximo del uno por ciento.

Salón de l'Horloge (Salón del Reloj), de espaldas a la chimenea Schuman pronuncio el discurso.