Se decora con adornos como esferas de colores de cristal u otro material menos frágil, luces, estrellas, campanas, lazos, espumillones, guirnaldas u otras decoraciones.
Sin embargo, David Bertaina señala que en las fuentes originales no existen referencias al mes del año ni a ninguna conexión con la Navidad.
[4] En Bohemia y Moravia se introdujo desde Alemania, aunque hubo un movimiento, en la segunda mitad del siglo XIX, contra el árbol de Navidad por considerarlo una costumbre alemana pero no lo erradicó.
Por ello, parece ser que la primera vez que se colocó un árbol navideño en España fue en Madrid, durante las navidades del año 1870, en el desaparecido palacio de Alcañices, ubicado en el paseo del Prado, esquina con la calle de Alcalá.
[6] La tradición de adornar el árbol navideño parece que se inició en Alemania y Escandinavia en los siglos XVI y XVII, extendiéndose posteriormente a otros países europeos.
La reina Semíramis (relacionada con Nemrod) y sus seguidores sostenían que el 25 de diciembre, un árbol siempre verde brotaría durante la noche de un tocón seco en Babilonia, y que Nemrod volvería secretamente todos los años a la misma hora para dejar presentes en el árbol.