La guía de los perplejos ( árabe : دلالة الحائرين , romanizado : Dalālat al-ḥā'irīn , דלאלת אלחאירין ; hebreo : מורה הנבוכים , romanizado : Moreh HaNevukhim ) es una obra de teología judía de Maimónides . Busca reconciliar el aristotelismo con la teología judía rabínica al encontrar explicaciones racionales para muchos eventos en el texto.
Fue escrito en judeoárabe , un dialecto del árabe clásico que utiliza el alfabeto hebreo . Fue enviado originalmente, parte por parte, a su alumno, el rabino Joseph ben Judah de Ceuta , hijo del rabino Judah, y es la fuente principal de las opiniones filosóficas de Maimónides, en contraposición a sus opiniones sobre la ley judía .
Dado que muchos de los conceptos filosóficos, como su visión de la teodicea y la relación entre filosofía y religión , son relevantes más allá del judaísmo, ha sido la obra más comúnmente asociada con Maimónides en el mundo no judío y se sabe que ha influido en varios filósofos no judíos importantes. [2] Después de su publicación, "casi todas las obras filosóficas del resto de la Edad Media citaron, comentaron o criticaron las opiniones de Maimónides". [3] Dentro del judaísmo , la Guía se volvió muy popular, y muchas comunidades judías solicitaron copias del manuscrito, pero también fue bastante controvertida , y algunas comunidades limitaron su estudio o lo prohibieron por completo.
La Guía de los perplejos fue escrita originalmente en algún momento entre 1185 y 1190 por Maimónides en judeoárabe (árabe clásico que utiliza el alfabeto hebreo). Fue traducida por primera vez en 1204 al hebreo por un contemporáneo de Maimónides, Samuel ibn Tibbon . [4] La obra está dividida en tres partes. Según Maimónides, escribió la Guía "para iluminar a un hombre religioso que ha sido entrenado para creer en la verdad de nuestra santa Ley, que cumple concienzudamente sus deberes morales y religiosos, y al mismo tiempo ha tenido éxito en sus estudios filosóficos".
Esta obra tiene también un segundo objetivo: tratar de explicar ciertas figuras oscuras que aparecen en los Profetas y que no están claramente caracterizadas como tales. Los lectores ignorantes y superficiales las toman en sentido literal, no figurativo. Incluso las personas bien informadas se quedan perplejas si entienden estos pasajes en su significado literal, pero se liberan por completo de su perplejidad cuando explicamos la figura o simplemente sugerimos que los términos son figurativos. Por esta razón he llamado a este libro Guía para los perplejos . [5]
Además, realizó una exposición sistemática sobre el misticismo Maaseh Bereshit y Merkabah , obras del misticismo judío sobre la teología de la creación del Libro del Génesis y el pasaje de la carroza del Libro de Ezequiel , siendo estos los dos principales textos místicos del Tanaj . Este análisis se presenta en la tercera parte, y desde esta perspectiva, las cuestiones planteadas en las dos primeras partes están ahí para proporcionar antecedentes y una progresión en el conocimiento místico y filosófico requerido para reflexionar sobre el clímax.
El libro comienza con una carta de Maimónides a su querido alumno, el rabino Joseph ben Judah de Ceuta. Maimónides elogia la aguda comprensión de su alumno y su afán por adquirir conocimientos.
Luego, cuando Dios decretó nuestra separación y tú te retiraste a otra parte, estos encuentros despertaron en mí una resolución que había flaqueado. Tu ausencia me impulsó a componer este Tratado, que he compuesto para ti y para los que son como tú, por pocos que sean. Lo he puesto en capítulos dispersos. Todos los que están escritos te llegarán a donde estés, uno tras otro.
La parte comienza con la tesis de Maimónides sobre la unidad, omnipresencia e incorporeidad de Dios, explicando el antropomorfismo bíblico de los atributos divinos como homónimos o figurativos. El primer capítulo explica la descripción que se hace en Génesis 1 de Adán el primero como " imagen de Dios ", como una referencia a la percepción intelectual de la humanidad más que a la forma física. En la Biblia, se pueden encontrar muchas expresiones que se refieren a Dios en términos humanos, por ejemplo, la "mano de Dios". Maimónides se opuso firmemente a lo que creía que era una herejía presente en los judíos analfabetos que entonces asumían que Dios era corpóreo (o incluso que poseía características positivas).
Para explicar su creencia de que esto no es así, Maimónides dedicó más de 20 capítulos en el comienzo (y en la mitad) de la primera parte a analizar términos hebreos. Cada capítulo trataba sobre un término usado para referirse a Dios (como “poderoso”) y, en cada caso, Maimónides presentó un caso en el que la palabra es un homónimo , por lo que su uso cuando se refiere a una entidad física es completamente diferente de cuando se refiere a Dios. Esto se hizo mediante un análisis textual minucioso de la palabra en el Tanaj para presentar lo que Maimónides vio como la prueba de que, según el Tanaj, Dios es completamente incorpóreo:
“[El Rambam ] estableció la incorporeidad de Dios como un dogma, y colocó a cualquier persona que negara esta doctrina al nivel de un idólatra; dedicó gran parte de la primera parte del Moreh Nevukhim a la interpretación de los antropomorfismos bíblicos, tratando de definir el significado de cada uno e identificarlo con alguna expresión metafísica trascendental. Algunos de ellos son explicados por él como homónimos perfectos, que denotan dos o más cosas absolutamente distintas; otros, como homónimos imperfectos, empleados en algunos casos figurativamente y en otros homónimamente.” [6]
Esto nos lleva a la idea de Maimónides de que Dios no puede ser descrito en términos positivos, sino sólo en concepciones negativas . La Enciclopedia Judía señala su opinión de que "en cuanto a su esencia, la única manera de describirla es negativamente. Por ejemplo, Él no es físico, ni está limitado por el tiempo, ni sujeto a cambios, etc. Estas afirmaciones no implican ninguna noción incorrecta ni suponen ninguna deficiencia, mientras que si se admiten atributos esenciales positivos, se puede suponer que otras cosas coexistieron con Él desde la eternidad". [6]
El antropomorfismo desenfrenado y la percepción de atributos positivos se consideran una transgresión tan grave como la idolatría , porque ambos son errores fundamentales en la metafísica del papel de Dios en el universo, y ese es el aspecto más importante del mundo.
La primera parte contiene también un análisis de las razones por las que la filosofía y el misticismo se enseñan tardíamente en la tradición judía y sólo a unos pocos. Maimónides cita numerosos ejemplos de lo que considera la incapacidad de las masas para comprender estos conceptos. Así, pues, abordarlos con una mente que aún no está versada en la Torá y otros textos judíos puede conducir a la herejía y a las transgresiones que Maimónides considera las más graves.
La parte termina (capítulos 73-76) con la exposición y crítica prolongada de Maimónides de una serie de principios y métodos identificados con las escuelas del Kalam judío y el Kalam islámico , incluido el argumento de la creación ex nihilo y la unidad e incorporeidad de Dios. Si bien acepta las conclusiones de la escuela Kalam (debido a su coherencia con el judaísmo), no está de acuerdo con sus métodos y señala muchos defectos percibidos en sus argumentos: "Maimónides expone la debilidad de estas proposiciones, que considera fundadas no sobre una base de hechos positivos, sino sobre mera ficción... Maimónides critica especialmente la décima proposición del Mutakallimīn , según la cual todo lo que es concebible por la imaginación es admisible: por ejemplo, que el globo terrestre debería convertirse en la esfera que lo abarca todo, o que esta esfera debería convertirse en el globo terrestre". [6]
La segunda parte comienza con 26 proposiciones de la metafísica de Aristóteles , de las cuales Maimónides acepta 25 como demostradas de manera concluyente, rechazando únicamente la proposición que sostiene que el universo es eterno. La exposición de la estructura física del universo, tal como la ve Maimónides. La visión del mundo que se afirma en la obra es esencialmente aristotélica, con una Tierra esférica en el centro, rodeada de esferas celestes concéntricas . Aunque se rechaza la visión de Aristóteles con respecto a la eternidad del universo, Maimónides toma prestadas extensamente sus pruebas de la existencia de Dios y sus conceptos como el del Primer Motor : "Pero como Maimónides reconoce la autoridad de Aristóteles en todos los asuntos relacionados con el mundo sublunar, procede a demostrar que el relato bíblico de la creación del mundo inferior está en perfecto acuerdo con las opiniones aristotélicas. Explicando su lenguaje como alegórico y los términos empleados como homónimos, resume el primer capítulo del Génesis de esta manera: Dios creó el universo produciendo en el primer día el reshit (Inteligencia) de la cual las esferas derivaron su existencia y movimiento y así se convirtieron en la fuente de la existencia de todo el universo". [6]
Un punto novedoso es que Maimónides conecta las fuerzas naturales [7] y las esferas celestiales con el concepto de ángel : se consideran la misma cosa. Las esferas son esencialmente inteligencias puras que reciben poder del Primer Motor. Esta energía se desborda de una a la siguiente y finalmente llega a la tierra y al dominio físico. Este concepto de esferas inteligentes de existencia también aparece en el cristianismo gnóstico como eones , habiendo sido concebido al menos ochocientos años antes de Maimónides. La fuente inmediata de Maimónides fue probablemente Avicena , quien a su vez puede haber sido influenciado por el esquema muy similar en el Islam ismailí . Esto conduce a una breve exposición de la Creación como se describe en el Génesis y las teorías sobre el posible fin del mundo .
La segunda parte importante de la parte es la discusión del concepto de profecía . Maimónides se aparta de la visión ortodoxa en que enfatiza el aspecto intelectual de la profecía: según esta visión, la profecía ocurre cuando una visión se confirma en la imaginación, y luego se interpreta a través del intelecto del profeta. En la visión de Maimónides, muchos aspectos de las descripciones de la profecía son metáforas. Todas las historias de Dios hablando con un profeta, con la excepción de Moisés, son metáforas para la interpretación de una visión. Si bien se requiere una "facultad imaginativa" perfeccionada, y se indica a través del comportamiento del profeta, también se requiere el intelecto. Maimónides insiste en que toda profecía, excepto la de Moisés, ocurre a través de la ley natural. Maimónides también afirma que las descripciones de la profecía a nivel nacional en el Monte Sinaí en Éxodo son metáforas para la aprehensión de pruebas lógicas. Por ejemplo, da la siguiente interpretación:
[E]n el discurso de Isaías, ... ocurre muy frecuentemente ... que cuando habla de la caída de una dinastía o de la destrucción de una gran comunidad religiosa, utiliza expresiones como: las estrellas han caído, los cielos se enrollaron, el sol se ennegreció, la tierra fue devastada y tembló, y muchas expresiones figurativas similares (II.29). [8]
Maimónides describe once niveles de profecía, siendo el de Moisés el más elevado y, por lo tanto, el menos obstaculizado. Los niveles inferiores posteriores reducen la inmediatez entre Dios y el profeta, permitiendo profecías a través de factores cada vez más externos e indirectos, como los ángeles y los sueños. Por último, se describen el lenguaje y la naturaleza de los libros proféticos de la Biblia.
El comienzo de la tercera parte se describe como el clímax de toda la obra. Se trata de la exposición del pasaje místico del Carro que se encuentra en Ezequiel. Tradicionalmente, la ley judía consideraba este pasaje como extremadamente delicado y, en teoría, no permitía que se lo enseñara explícitamente. La única manera de aprenderlo correctamente era que el estudiante tuviera suficiente conocimiento y sabiduría para poder interpretar por sí mismo las indicaciones de su maestro, en cuyo caso el maestro podía enseñarle indirectamente. En la práctica, sin embargo, la gran cantidad de escritos rabínicos detallados sobre este tema a menudo cruza la línea que separa las indicaciones de las enseñanzas detalladas.
Después de justificar este “cruce de la línea” entre las indicaciones y la instrucción directa, Maimónides explica los conceptos místicos básicos a través de los términos bíblicos que se refieren a las Esferas, los elementos y las Inteligencias. Sin embargo, en estos capítulos hay todavía muy poco en términos de explicación directa.
A continuación, se analizan los aspectos morales del universo. Maimónides aborda el problema del mal (del que se considera a los hombres responsables en virtud de su libre albedrío ), las pruebas (especialmente las de Job y el relato de la muerte de Isaac ) así como otros aspectos tradicionalmente ligados a Dios en la teología, como la providencia y la omnisciencia : «Maimónides intenta demostrar que el mal no tiene existencia positiva, sino que es una privación de una cierta capacidad y no procede de Dios; por tanto, cuando en la Escritura se mencionan males como enviados por Dios, las expresiones bíblicas deben explicarse alegóricamente. En efecto, dice Maimónides, todos los males existentes, con excepción de algunos que tienen su origen en las leyes de producción y destrucción y que son más bien una expresión de la misericordia de Dios, ya que por ellas se perpetúan las especies, son creados por los mismos hombres». [6]
Maimónides luego explica sus puntos de vista sobre las razones de las 613 mitzvot , las 613 leyes contenidas en los cinco libros de Moisés. Maimónides divide estas leyes en 14 secciones, las mismas que en su Mishné Torá . Sin embargo, se aparta de las explicaciones rabínicas tradicionales a favor de un enfoque más físico/ pragmático al explicar el propósito de los mandamientos (especialmente los sacrificios ) como la intención de ayudar a los israelitas a alejarse de la idolatría. [9]
Habiendo culminado con los mandamientos , Maimónides concluye la obra con la noción de la vida perfecta y armoniosa, fundada en el culto correcto a Dios. La posesión de una filosofía correcta que subyace al judaísmo (tal como se describe en la Guía) se considera un aspecto esencial de la verdadera sabiduría.
Aunque muchas comunidades judías veneraban la obra de Maimónides y la consideraban un triunfo, otras consideraban heréticas muchas de sus ideas . La Guía fue prohibida con frecuencia y, en algunas ocasiones, incluso quemada. [10]
En particular, los adversarios de la Mishné Torá de Maimónides declararon la guerra al "Guía". Sus opiniones sobre los ángeles, la profecía y los milagros -y especialmente su afirmación de que no habría tenido ninguna dificultad en conciliar el relato bíblico de la creación con la doctrina de la eternidad del universo, si las pruebas aristotélicas hubieran sido concluyentes- provocaron la indignación de sus correligionarios. [ 12 ]
De la misma manera, algunos (el más famoso de ellos, el rabino Abraham ben David , conocido como RaBad) se opusieron a que Maimónides planteara la noción de la incorporeidad de Dios como dogma , afirmando que grandes y sabios hombres de generaciones anteriores sostenían una visión diferente. [13]
En los círculos judíos actuales, las controversias en torno al pensamiento aristotélico son mucho menos acaloradas y, con el tiempo, muchas de las ideas de Maimónides han adquirido autoridad. Por ello, el libro se considera una obra maestra religiosa legítima y canónica, aunque un tanto abstrusa.
La Guía tuvo una gran influencia en el pensamiento cristiano, y tanto Tomás de Aquino como Duns Escoto hicieron un uso extensivo de ella: la teología negativa que contenía también influyó en místicos como Meister Eckhart . Debido a la influencia de La Guía en el pensamiento cristiano occidental, se la ha considerado como una « Summa judeoescolástica » . [14] Fue utilizada masivamente en el Pugio Fidei de Ramón Martí y difundida a través de él . [15] También fue leída y comentada en círculos islámicos, y sigue impresa en los países árabes. [16]
Varias décadas después de la muerte de Maimónides, un filósofo musulmán llamado Muhammad ibn Abi-Bakr Al-Tabrizi escribió un comentario en árabe sobre las primeras 25 proposiciones (de un total de 26) del Libro Dos, omitiendo la última, que afirma que el universo es eterno. El manuscrito existente del comentario fue escrito en el año 677 d. H. (1278 d. C.) y afirma que fue copiado de una copia escrita a mano por el propio Maimónides. El comentario se imprimió en El Cairo en 1949. [17]
Por designio del propio Maimónides, la mayoría de los lectores de la Guía han llegado a la conclusión de que sus creencias eran ortodoxas, es decir, en línea con el pensamiento de la mayoría de los rabinos de su época. [ cita requerida ] Escribió que su Guía estaba dirigida únicamente a un grupo selecto y culto de lectores, y que proponía ideas que se ocultaban deliberadamente a las masas. Escribe en la introducción:
Ningún hombre inteligente exigirá ni esperará que al introducir un tema lo agote por completo, o que al comenzar la exposición de una figura explique completamente todas sus partes. [5]
y:
Mi objetivo al adoptar este sistema es que las verdades sean a veces evidentes y a veces ocultas. De este modo no estaremos en oposición a la Voluntad Divina (de la que es erróneo desviarse), que ha ocultado a la multitud las verdades requeridas para el conocimiento de Dios, según las palabras: "El secreto del Señor está con los que le temen" (Salmo 25:14) [18].
Marvin Fox comenta sobre esto:
Uno de los misterios de nuestra historia intelectual es que estas declaraciones explícitas de Maimónides, junto con sus otras instrucciones extensas sobre cómo leer su libro, hayan sido tan ampliamente ignoradas. Ningún autor podría haber sido más abierto al informar a sus lectores que estaban frente a un libro que no era común. [19] : 7
Marvin Fox escribe además:
En su introducción a la Guía, Maimónides habla repetidamente de la doctrina "secreta" que debe ser expuesta de una manera apropiada a su carácter secreto. La ley rabínica, a la que Maimónides, como judío leal, está comprometido, prohíbe cualquier enseñanza directa y pública de los secretos de la Torá. Uno puede enseñarlos sólo en privado a estudiantes seleccionados de probada competencia... Parecería que no hay manera de escribir un libro así sin violar la ley rabínica... Sin embargo, a veces es urgente enseñar un cuerpo de doctrina sólida a quienes lo necesitan... El problema es encontrar un método para escribir un libro así de una manera que no viole la ley judía y al mismo tiempo transmita su mensaje con éxito a quienes están debidamente calificados. [19] : 5
Según Fox, Maimónides compiló cuidadosamente la Guía "para proteger a las personas sin una sólida educación científica y filosófica de doctrinas que no pueden entender y que sólo les dañarían, al tiempo que ponía las verdades a disposición de los estudiantes con la preparación personal e intelectual adecuada". [19] : 6
Aviezer Ravitzky escribe:
Quienes defendieron una interpretación radical de los secretos de la Guía, desde Joseph Caspi y Moses Narboni en el siglo XIV hasta Leo Strauss y Shlomo Pines en el XX, propusieron y desarrollaron herramientas y métodos para descifrar las intenciones ocultas de la Guía. ¿Podemos encontrar ya las raíces de este enfoque en los escritos de Samuel ben Judah ibn Tibbon , unos años después de la redacción de la Guía? ... Los comentarios de Ibn Tibbon revelan su enfoque general sobre la naturaleza de las contradicciones en la Guía: El intérprete no necesita preocuparse por la contradicción cuando una afirmación es coherente con la "visión filosófica" mientras que la otra es completamente satisfactoria para los "hombres de religión". Tales contradicciones son de esperar, y el lector digno sabrá la razón de ellas y la dirección que tienden a tomar... La lectura correcta de los capítulos de la Guía debe realizarse en dos direcciones complementarias: por una parte, se debe distinguir cada capítulo del resto, y por otra, se deben combinar los diferentes capítulos y construir a partir de ellos un único tema. De nuevo, por una parte, se debe llegar al fondo del tema específico de cada capítulo, su "innovación" específica, una innovación que no se limite necesariamente al tema explícito del capítulo. Por otra parte, se deben combinar capítulos dispersos que aluden a un solo tema de manera de reconstruir el alcance completo del tema. [20]
La versión original de la Guía fue escrita en judeoárabe . La primera traducción hebrea (titulada Moreh HaNevukhim ) fue escrita en 1204 por un contemporáneo de Maimónides, Samuel ben Judah ibn Tibbon en el sur de Francia. Esta edición hebrea se ha utilizado durante muchos siglos. Una nueva edición moderna de esta traducción fue publicada en 2019 por Feldheim Publishers . Otra traducción, que la mayoría de los eruditos consideran inferior, aunque más fácil de usar, fue la de Judah al-Harizi .
Una primera traducción completa en latín ( Rabino Mossei Aegyptii Dux seu Director dubitantium aut perplexorum ) fue impresa en París por Agostino Giustiniani/Augustinus Justinianus en 1520.
Una traducción francesa acompañó la primera edición crítica, publicada por Salomon Munk en tres volúmenes de 1856 ( Le Guide des égarés: Traité de Théologie et de Philosophie par Moïse ben Maimoun dit Maïmonide. Publié Pour la première fois dans l'arabe original et accompagné d 'une traduction française et notes des critiques littéraires et explicatives par S. Munk ).
La primera traducción completa al inglés fue The Guide for the Perplexed , de Michael Friedländer , con el Sr. Joseph Abrahams y el reverendo H. Gollancz, que data de 1881. Se publicó originalmente en una edición de tres volúmenes con notas a pie de página. En 1904 se volvió a publicar en una edición de un solo volumen menos costosa, sin notas a pie de página, con revisiones. La segunda edición todavía se utiliza hoy en día, vendida a través de Dover Publications . A pesar de la edad de esta publicación, todavía tiene una buena reputación, ya que Friedländer tenía un sólido dominio del judeoárabe y se mantuvo particularmente fiel al texto literal de la obra de Maimónides. [21]
Chaim Rabin realizó otra traducción al inglés en 1952, también publicada en una edición abreviada. [22]
La traducción al inglés más popular es el conjunto de dos volúmenes The Guide of the Perplexed , traducido por Shlomo Pines , con un extenso ensayo introductorio de Leo Strauss , publicado en 1963. [23]
En 2024 se publicó una nueva traducción al inglés publicada por Lenn E. Goodman y Phillip I. Lieberman de la Universidad de Vanderbilt. Esta edición intenta resaltar el tono conversacional y emocionalmente resonante del texto original.
Una traducción moderna al hebreo fue escrita por Yosef Qafih y publicada por Mossad Harav Kook , Jerusalén , en 1977. Una nueva traducción moderna al hebreo ha sido escrita por el profesor Michael Schwartz, profesor emérito de los departamentos de filosofía judía y lengua y literatura árabe de la Universidad de Tel Aviv . [24] El Proyecto Mishneh Torá publicó otra edición hebrea entre 2018 y 2021, traducida por Hillel Gershuni. [25] [26]
Mór Klein Nagybecskerek , lo tradujo al húngaro y lo publicó en varios volúmenes entre 1878 y 1890. [27]
(1842-1915), el rabino deEl original árabe fue publicado a partir de manuscritos árabes en una edición crítica realizada por el turco Dr. Hussein Atai y publicado en Turquía, luego en El Cairo, Egipto. [28]
También existen traducciones al yiddish, francés, polaco, español, alemán, italiano, ruso y chino.
La copia judeoárabe más antigua y completa de la Guía de los perplejos de Maimónides , copiada en Yemen en 1380, se encontró en la India Office Library y se agregó a la colección de la Biblioteca Británica en 1992. [29] Otro manuscrito, copiado en 1396 en pergamino y escrito en escritura cursiva española, pero descubierto en Yemen por el bibliófilo David Solomon Sassoon , anteriormente se encontraba en la Biblioteca Sassoon en Letchworth , Inglaterra, pero desde entonces ha sido adquirido por la Universidad de Toronto . El manuscrito tiene una introducción escrita por Samuel ibn Tibbon y está casi completo, con la excepción de una laguna entre dos de sus páginas. Con un total de 496 páginas, escritas en dos columnas de 23 líneas por columna, con 229 iluminaciones, el manuscrito ha sido descrito por David Solomon Sassoon en su Catálogo descriptivo de los manuscritos hebreos y samaritanos en la Biblioteca Sassoon . [30] En la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, Inglaterra, hay al menos quince copias incompletas y fragmentos del texto árabe original, todos descritos por Adolf Neubauer en su Catálogo de Manuscritos Hebreos . Dos manuscritos de Leyden (cod. 18 y 211) también tienen los textos árabes originales, al igual que varios manuscritos de la Biblioteca Nacional de París (No. 760, muy antiguo; 761 y 758, copiados por el rabino Saadia ibn Danan). Una copia del texto árabe original también se almacenó en la Biblioteca Real de Berlín (ahora Biblioteca Estatal de Berlín ), bajo la categoría Ms. Or. Qu., 579 (105 en el Catálogo de Moritz Steinschneider ); es defectuosa al principio y al final. [31] Las traducciones hebreas de los textos árabes, hechas por Samuel ibn Tibbon y Yehuda Alharizi , aunque independientemente una de otra, abundan en las bibliotecas universitarias y estatales.