El Réquiem, que en latín significa 'descanso' o 'reposo', empleado en «Requiescat in pace» (o «Que en paz descanse», en español), denominada también «misa por los muertos» (latín: Missa pro defunctis) o también «misa de difuntos» (latín: Missa defunctorum), fue originalmente una ceremonia litúrgica de la Iglesia católica (por el contenido de la liturgia, propiamente dicho) y que con algunas variantes es común a varias otras, como por ejemplo la griega y la rusa ortodoxas, la anglicana, entre otras, teniendo todas ellas en común en ser ofrecidos a los fallecidos.Todo material o procedimiento debía adaptarse a la lengua correspondiente de igual manera.Esta se caracterizaba por incluir Libera me así como In Paradisum, lo que la diferencia de todas las demás.Y tratándose de una ceremonia para difuntos, no podía haber lugar a dudas.Dadas las circunstancias, se les concedió cierta libertad a los compositores sobre como organizar musicalmente las partes mientras respetaran el contenido de la liturgia.Así por ejemplo, el Ingemisco, parte de la Sequentia, que también agrupa: Dies Irae, Tuba Mirum, Rex Tremendae, Recordare (a la cual Ingemisco era habitualmente fusionado, desapareciendo como sección pero permaneciendo su contenido íntegramente), siendo seguido por Confutatis y Lacrimosa.Dadas las condiciones, desde los siglos XV-XVI hasta principios del XIX los autores se ajustaban a cierto estándar en cuanto al tratamiento musical en base al ordenamiento de las partes pero sin atreverse a alterar el texto mismo del réquiem, por lo que el réquiem con tan sólido cimiento, permanecería así.El «Dies Irae» es el que con más frecuencia ha sido dividido en varias partes (como ocurre en el Réquiem, de Wolfgang Amadeus Mozart).El «Introito» y el «Kyrie», que eran consecutivos en la antigua liturgia católica de San Pío V, también suelen agruparse en un único movimiento.Los réquiems de Gossec, Héctor Berlioz, Giuseppe Verdi y Antonín Dvořák son oratorios.El siglo XX ha visto además el desarrollo de réquiems profanos, escritos para ser tocados sin relación con la religión (por ejemplo el Réquiem de Dmitri Kabalevski con los poemas de Rozhdestvensky), mientras algunos compositores han escrito obras puramente instrumentales llamados réquiem pero ajenos a la estructura formal ya descrita, como la Sinfonia da requiem, del ya mencionado compositor B. Britten.Gabriel Fauré y Maurice Duruflé no han incluido el «Dies Irae» (está incluido en el Libera me en el Réquiem, de Fauré), mientras que este texto lo han usado a menudo compositores franceses como obra independiente.