Kondo jamás había considerado componer música para juegos, pero decidió probar suerte con la compañía.Esta necesidad de mantener la pauta es una espada de doble filo para Kondo, pues cuando ha intentado experimentar con algo distinto, como en The Legend of Zelda: Ocarina of Time (1998), fue criticado por sus seguidores por abandonar el estilo con el que tanto disfrutan.El tema Saria de Ocarina of Time suena casi a Dixieland en varios fragmentos.No resulta sorprendente ya que Kondō ha nombrado a Henry Mancini como una de sus principales influencias.Kondo fue educado como músico clásico, y esto se aprecia en sus proyectos más ambiciosos, como las bandas sonoras para la serie Zelda.Estas piezas son claramente cinematográficas, con reminiscencias del trabajo de John Williams en Star Wars o Close Encounters of the Third Kind.Es una excepción entre los principales compositores de música para videojuegos que, como Nobuo Uematsu y Koichi Sugiyama, producen composiciones más occidentales para sus juegos.