La Basílica Catedral de Puebla , como se le conoce a la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción según su advocación mariana , es la sede episcopal de la Arquidiócesis de Puebla de los Ángeles (México). Es uno de los edificios más importantes del centro histórico de Puebla declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO . Tiene la prerrogativa de ser el primer templo suntuoso que bajo finos diseños arquitectónicos se construyó en América, consagrado en 1649, adelantándose a la Metropolitana de México que fue dedicada en 1653. Fue fundada por Felipe II de España . [1]
La actual catedral , de estilo herreriano , se construyó entre los siglos XVI y XVII, y sustituyó a la anterior que existía en lo que hoy es el atrio. Desde el inicio de su construcción en 1575 hasta su consagración transcurrieron setenta y cuatro años, durante los reinados de tres sucesivos reyes de España, Felipe II , Felipe III y Felipe IV . Los contratiempos que se produjeron a lo largo de esos años propiciaron numerosas modificaciones de la planta original. Hacia 1624 las obras estaban totalmente suspendidas hasta la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza en julio de 1640, que reanudó las obras con decidido entusiasmo. Las nuevas reformas dieron una mayor elevación a la nave central sobre las procesionales, permitiendo el paso de la luz natural y dándole aspecto de estructura piramidal. Fue consagrada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza el 18 de abril de 1649, sin haber sido totalmente terminada.
El espacio que ocupa es de planta rectangular, recargado en la esquina de otro piso mayor, formando un gran espacio para el atrio. El edificio está organizado en cinco naves: una central, dos laterales y dos capillas hornacinas, destaca su fachada de estilo renacentista. Adosado a su parte posterior se encuentra un edificio para oficinas de la Mitra, su antigua sede, y el edificio de la capilla llamada Ochavo. Con sus poco más de 70 metros de altura, fue la iglesia más alta de las colonias españolas.
La catedral es considerada uno de los museos más importantes del arte novohispano y posterior por los tesoros que alberga. A lo largo de los siglos se ha enriquecido en obras de pintura, [2] escultura, orfebrería y carpintería de gran calidad artística, así como sus decoraciones, las grandes puertas tapiadas, el aluminio y los tesoros de la sacristía que resguardan los ricos ornamentos sacerdotales bordados con hilo de oro y plata, vasos sagrados, cálices, copones, relicarios y cruces bañadas en oro con incrustaciones de joyas y diamantes. Su archivo histórico cuenta con documentos que datan desde la fundación de la ciudad y muchos están en espera de ser clasificados.
Una vez que la reina Isabel de Portugal , esposa de Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico autorizó el 18 de enero de 1531, a petición de la Real Audiencia , la fundación de una villa de cristianos españoles en la provincia de Tlaxcala , en el lugar llamado Cuetlaxcoapan, fue necesario construir la primera iglesia parroquial de la ciudad, para lo cual se decidió hacerla frente a la Plaza Mayor en lo que se llamaría Portal de Borja y a partir de 1852 Portal de Iturbide, se ubicó en medio de la calle colindando por ambos lados con los solares otorgados a los primeros vecinos de la ciudad, el corregidor Hernando de Elgueta y Alonso González, a quienes se les dio licencia para construir portales. [n. 1] [3] En la sacristía de esta parroquia se celebró una reunión el 16 de mayo de 1535, con cincuenta y siete personas que firmaron ante un escribano con el fin de iniciar la construcción de una nueva iglesia mayor, mientras que el obispo Julián Garcés anunció, en junta general con el pueblo, su intención de construir un nuevo templo.
En 1537, una vez que la nueva ciudad contaba con las condiciones mínimas para que el obispo Garcés residiera en ella, el Cabildo solicitó, entre otras cosas, su traslado, lo que se produjo el 3 de octubre de 1539, [3] con el consentimiento del virrey Antonio de Mendoza ; por tanto la catedral del obispo ocuparía edificaciones pequeñas y provisionales hasta que existiera la definitiva. En 1543 se aprobó la construcción de un templo para la nueva sede episcopal mediante real cédula de Carlos V que recibió al nuevo obispo fray Martín Sarmiento de Ojacastro ya que Garcés había fallecido el año anterior. Mientras tanto, el espacio dedicado al templo junto a la Plaza Mayor había sido ocupado por primitivos vecinos y se produjo la necesidad de comprar las casas recientemente construidas por ellos.
Desde su fundación, la colonia española se había proyectado formar un conjunto de manzanas rectangulares, en las que se reservaba un gran espacio central para dicha plaza y se dejaba otro a un costado, que tras los primeros años de incertidumbre sobre su uso se convertiría en una iglesia mayor. La construcción se inició el 29 de agosto de 1535, con la ayuda económica del obispo Ojacastro y colonos de la ciudad donde se colocó la primera piedra, con la ayuda del corregidor Hernández de Elgueta y el alcalde Alonso Martín Partidor.
El templo de 1535 se encontraba en el mismo espacio que hoy ocupa la catedral, sin embargo aún se discute su posición exacta, pero no su orientación, de norte a sur, es decir, de cara a la Plaza Mayor. Su fábrica, según sus contemporáneos, era mediocre, sin embargo Motolina escribió en 1541 “es muy solemne, y más fuerte y mayor que todas las construidas hasta hoy en toda la Nueva España. Tiene tres naves y los pilares son de muy buena piedra negra y de buen grano, con sus tres puertas, en las que hay tres portales muy labrados y de mucha labor”. Por la calidad de sus materiales tuvo que ser reparada en varias ocasiones en las que el Templo de Nuestra Señora de la Concordia sirvió de catedral.
La modesta Iglesia Mayor no correspondía a las pretensiones de los habitantes de la ciudad de los Ángeles que habían solicitado su ampliación hasta que finalmente obtuvieron el consentimiento del rey para construir una nueva catedral.
Las órdenes para llevar a cabo los proyectos y preparativos tardaron muchos años, y una cédula real de 1552 firmada por el príncipe Felipe II de España en Monzón (Huesca) recomendaba que se pusieran manos a la obra e incluso la ayuda ofrecida por el rey en el año 1560 no fue aprovechada por falta de recursos, y hubo que comprarla al propio Alonso Martín Partidor, propietario de las casas donde se construiría la catedral.
Finalmente, el 18 de noviembre de 1575 se iniciaron las obras de construcción. El arquitecto inicial fue el español Francisco Becerra , designado maestro mayor, junto con Juan de Cigorondo, obrero mayor, quienes elaboraron el trazado y maqueta así como el interior y exterior, mostrándolos al Deán y al Cabildo Catedralicio y, una vez aprobados, se les entregó el terreno y las instrucciones para la cimentación. En un primer momento las obras recibieron un importante impulso y el propio virrey ordenó que en la construcción de la catedral participaran los indios de Cholula y Tlaxcala .
El edificio debía estar centrado longitudinalmente sobre la gran manzana que le fue asignada, cargándose hacia el este con un atrio al frente que tendría entre sus funciones la de cementerio, este último con el tiempo sería objeto de varios proyectos constructivos para cerrarlo y englobar frente a los pies del templo el Sagrario catedralicio. La dirección del edificio sería este-oeste, por lo que la Plaza Mayor de la ciudad quedaría en su lado norte.
En 1580 Francisco Becerra salió de México llamado por el virrey del Perú para realizar las obras de la catedral de Quito y del Cusco , dejando inconclusas las obras de la catedral, que se reanudaron entre 1587 y 1590 por orden del virrey Álvaro Manrique de Zúñiga sobre la base de un nuevo trazo y en el que debieron trabajar naturales de Tlaxcala y Cholula.
Entre 1618 y 1640 las obras quedaron suspendidas a la altura de los muros y cornisas, faltándoles el altar, capillas, bóvedas y el suelo que en ese momento era de piso de tierra, sin embargo Juan Gómez de Trasmonte ya trabajaba desde 1634 en reformar el proyecto de Becerra, pues había sido designado maestro mayor, pero no fue hasta la llegada del obispo Juan de Palafox y Mendoza cuando su plan pudo pasar del plano a las obras.
Gómez de Trasmonte, quien se había desempeñado como Maestro Mayor de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México , adaptó el proyecto, dándole un aspecto más clásico y una planta basilical.
Trayendo Palafox consigo una cédula real fechada el 19 de enero de 1640 que mandaba terminar y concluir las obras, [4] el nuevo obispo de Puebla ordenó su reanudación, no sin antes visitar la catedral que, viéndola en total descuido, la describió:
(...) Hallé este templo construido sólo hasta la mitad de las columnas y todo expuesto, sin instrumentos ni materiales ni efectos listos para comprarse, sin haberse comenzado ningún arco ni bóveda y sin esperanza de continuar. Se reunían en él proscritos de justicia por tenerse por sagrado. Vivían en las capillas indios casados, y otras indecencias.
En estas circunstancias, Palafox emprendió una campaña de recaudación de fondos que incluyó a toda la sociedad poblana, aportando su propia herencia, pidiendo aportaciones al Cabildo secular, el más alto, y elevando los diezmos , acción esta última que le provocó un enfrentamiento con las órdenes religiosas y en particular con los jesuitas .
La reanudación de la fábrica requirió la mano de obra de 1.500 oficiales y peones que Palafox supervisaba cada semana. El proyecto de Gómez de Trasmonte daba más elevación a la nave central , dándole un aspecto piramidal visto de frente, no como capricho o estética, sino para dar más iluminación al interior, sin embargo cuando finalmente se consagró la catedral el domingo 18 de abril de 1649, faltaban las torres y la fachada no estaba terminada.
En la tarde del martes siguiente a la consagración se trasladaron los restos de cinco obispos de los ocho que había tenido la diócesis y se celebró el Santísimo Sacramento con innumerable concurrencia. [5] Las celebraciones se entremezclaron con la tristeza de la próxima partida del obispo Palafox a España. Los jesuitas con quienes Palafox había tenido un conflicto abierto por diversas razones, [6] lograron finalmente trasladarlo al 6 de marzo de 1647. El obispo no sólo dejó a Puebla su catedral sino también los Colegios de San Pedro y el núcleo de la Biblioteca Palafoxiana .
El solar donde se construye la planta catedralicia o basilical comprende lo mismo que cualquier manzana de una ciudad: 120 metros de largo por 80 metros de ancho. La catedral mide 97,67 metros de largo por 51 metros de ancho, está trazada en cruz griega y está colocada en la misma posición cardinal que la de la Basílica de San Pedro de Roma, al este el altar de los Reyes, al oeste la entrada principal llamada del Perdón o Papal, al norte la portada real, y al sur una portada sencilla sin adorno alguno.
La torre norte, la única que tiene campanas, también llamada Torre Vieja, fue terminada en 1678 durante el reinado de Carlos II de España , sin coste de vidas y a cargo del maestro mayor Carlos García Durango, según la inscripción grabada en el muro interior del primer cuerpo de la torre. La torre sur fue construida posteriormente en 1731 e inaugurada el 29 de septiembre de 1768, durante el gobierno episcopal de Francisco Fabián y Fuero . Ambas tienen 70 metros de altura, siendo en su momento las más altas de las colonias americanas.
Las dos torres del frente del templo son iguales y cuadradas, cuyos cubos están a la misma altura que la fachada principal, rematadas con una cornisa , sobre esta se levanta el primer cuerpo, que es de orden dórico con tres pilastras en cada frente, y dos arcos para campanas , uno en cada intercolumnio : estas pilastras tienen sus pedestales y reciben la cornisa correspondiente, destacando en la proposición de la cornisa el arquitrabe y los frisos-rosetones tallados, en el friso hay triglifos que carecen de metopas . Los arcos son de doble proporción con sus impostas , jambas y bandas que los guarnece, rompiéndose estos en el pedestal y asegurándose con balaustradas de cantería , siendo todo este primer cuerpo ocho, el espacio entre estos y la cornisa, está dividido por una franja, siendo el resto almohadillado .
Sigue el segundo cuerpo, ligeramente estrechado en anchura, que es de orden jónico y tiene tres pilastras sin pedestal, sino plinto en cada frente, y así éstas, como las del primer piso, están acanaladas y reciben la cornisa del orden a que pertenecen. Este cuerpo, aunque tiene casi la misma altura, fue dividido hábilmente por su autor en dos partes en el medio, con cornezuelo con dentículos, colocando cuatro arcos en cada frente, dos en la división inferior con balaustrada, e igual número en la superior sin ella, lo que resulta agradable a la vista y evita las muchas subdivisiones tan repetidas en los cuerpos arquitectónicos.
Esta cornisa está coronada por una sobria balaustrada entrecruzada con pedestales en las esquinas y en la mediana de los frentes, en los que rematan almenas piramidales de planta redonda , seguidas de un zócalo octogonal, tres veces más alto que la balaustrada, que en cada ángulo lleva una almena como las anteriores, quedando éstas más altas que las demás y en medio de ellas.
Las torres están rematadas por cúpulas de ladrillo y azulejos rematadas con una linterna coronada por una escocia de piedra blanca llamada Villería (variedad de mármol blanco opaco) que sostiene un globo de la misma piedra de aproximadamente 1 metro de diámetro, rematando con una cruz de tres metros de altura.
La Torre Vieja es la única que cuenta con diez campanas en total, ocho esquilas o campanas menores y una campana para el reloj. La más pesada y famosa es la llamada “Campana María” el peso máximo registrado de ésta con su badajo es de 8 toneladas 572 kilos y 572 gramos. El reto y las tremendas dificultades que supuso subir la campana María por una estrecha abertura dieron lugar a la famosa leyenda de que fueron los ángeles quienes la levantaron y la sostuvieron en su lugar. La realidad es que fue levantada el día de San Marcos de 1732 por el indio Juan Bautista Santiago, maestro mayor encargado de las obras.
Las campanas de la catedral han sonado en ocasiones especiales como coronaciones de reyes y nacimientos de los primogénitos de la corona, sin embargo, la historia registra los repiques en el México independiente como memorables:
La catedral tiene cinco portales de acceso al interior, uno a cada lado, tres en el frente, y todos obedecen a un sobrio estilo renacentista .
La del medio, que resguarda la llamada "Puerta del Perdón", se eleva 34 metros y se abre sólo en grandes ocasiones, al igual que en la Catedral de la Ciudad de México y otras. Fue terminada en 1664. Esta portada se divide en tres cuerpos: el primero de orden dórico con cuatro medias columnas estriadas con sus pedestales y cornisa , en los intercolumnios hay dos nichos bien trabajados , con dos estatuas de piedra de Villería, una de San Pedro con libro y llave; y la de San Pablo con la espada, en medio la Puerta del Perdón cuya imposta corre sobre los nichos y entre ésta y la cornisa hay unos escudos de Villería con los escudos de la catedral: un jarrón de azucenas, símbolo de la Inmaculada Concepción de María. El segundo cuerpo es de orden jónico, con cuatro medias columnas y en sus intercolumnios hay nichos y escudos como el primero con las estatuas de San José, sosteniendo al niño Jesús de la mano a la izquierda, y Santiago el Mayor a la derecha con una jícara sobre un báculo y encima un pino. El tercer cuerpo consta de dos medias columnas dóricas estriadas sobre pedestales y su cornisa sin frontón está rematada con las armas de España, que de 1827 a 1930 se cubrió de mixtura con la intención de poner el escudo mexicano, sin embargo, y finalmente el lugar lleva el monograma de María pero conservando el toisón de oro y la corona real .
Junto a la Puerta del Perdón, a ambos lados, se encuentran dos postes que rematan en punta de medio punto y cornezuelo. Cuando se erigió el arzobispado de Puebla en 1904 por bula de Pío X , se instalaron en los postes dos placas conmemorativas con inscripciones en latín, una de ellas (a la izquierda) referida al primer obispo Julián Garcés y la otra (a la derecha) al último obispo y primer arzobispo Ramón Ibarra y González.
Los portales laterales muestran ambos un relieve con sus marcos de Villería, a la izquierda representa a Santa Rosa de Lima recibiendo rosas de la Virgen y un escudo que dice ( Cordis mei rosa ) Rosa de mi corazón, y a la derecha Santa Teresa de Ávila en los momentos en que un ángel la hiere con una flecha en el corazón ( éxtasis religioso ), el escudo de su izquierda dice ( Vulnerasti cor meu ) hieres mi corazón y el de su derecha ( Amore langueo ) me consumes de amor.
La puerta que da a la Plaza Mayor se llama San Cristóbal por San Cristóbal que es patrón, entre otras cosas, de todas las entradas y salidas, ya que detrás de la puerta había una gigantesca estatua realizada en madera de este santo desde la inauguración de la catedral (1649) hasta los tiempos del intendente Manuel de Flon Conde de la Cadena (1786-1811) cuando fue retirada, hoy en su lugar hay un lienzo de gran formato del mismo santo y la estatua se conserva en el Templo de Santiago.
Los portales Norte y Sur son similares en arquitectura aunque varían en detalles, siendo el Sur más sencillo sin estatuas ni decoraciones, este último se ubica frente a la Casa de la Cultura, ex Seminario, y su atrio es tan ancho como el portal porque está encajonado a ambos lados por construcciones de la misma iglesia. La reja de este acceso fue construida por José Mariano Saavedra. Fue abierto al público en septiembre de 2010 después de haber permanecido cerrado por más de 50 años.
La portada que da al Norte tiene aproximadamente 30 metros de altura, consta de tres cuerpos, el primero es de orden dórico con cuatro columnas estriadas y sus capiteles con ovos tallados en su cuarto bocel, rematados con cornisas bien proporcionadas sin triglifos ; en los intercolumnios hay repisas con hornacinas bien definidas rematadas con conchas y en ella hay dos estatuas de San Juan Evangelista y San Mateo Apóstol , de tamaño natural y de Villería; la imposta del arco corre a los lados, también hay medallones con retratos de reyes fundadores en bajo relieve y cantera blanca y de lo mismo algunos niños que adornan las enjutas del arco.
El segundo cuerpo es de orden jónico que arranca de un pedestal muy ornamentado, que lo constituye cuatro pilastras, dos a cada lado, y en el centro una ventana con marco tallado de buen gusto, y los intercolumnios tienen hornacinas y medallones con las estatuas de San Lucas y San Marcos . Continúa hacia arriba con una cornisa, ésta sí, su friso adornado con triglifos, junto a ella corren dos magníficos postes que dan al conjunto un aspecto majestuoso.
El remate de los postes sirve para recibir un arco que cubre el tercer y último cuerpo, éste se desprende de la cornisa del segundo y está formado por dos columnas corintias sobre pedestales con su cornisa y frontispicio. La arquitectura de esta portada es considerada una obra maestra por su cantería, por lo que no en vano se encuentra grabada en el pedestal ( Hoc opus, Hic labor ).
Es de media naranja y se eleva majestuoso sobre el crucero , su basamento octogonal con tres pilastras jónicas en cada ángulo y en su cornisa en los cuatro muros frontales hay otras tantas ventanas, la superficie exterior incluida un revestimiento de azulejos amarillos y verdes de terracota en cuyos tres cuarteles lucen igual número de estrellas distribuidas a iguales distancias, y remata con una graciosa cúspide y una estatuilla de la Concepción.
La cúpula de la Capilla de los Reyes es más pequeña, su cascarón tiene cuatro ventanas y otras tantas escaleras, entre cada una remata con una estatuilla de San José. Esta cúpula brilla mucho de noche cuando la iglesia está iluminada.
El lugar probablemente lo ocupaba la iglesia Mayor, antecedente de la actual, que posteriormente, al ser derribada, quedaron los escombros un tiempo mientras se construía la catedral, Veytia que nació en 1718 los vio, y Bermúdez de Castro, nacido en 1746, los describe, pero ya no aparecen en el Plano de 1754. Durante la existencia de la iglesia Mayor en el siglo XVI, se erigió allí la capilla de los naturales llamada capilla de "San Pedro de los indios", y junto a ella unas casas sacerdotales donde vivían los curas pudiendo presenciar desde su balcón las corridas de toros que se desarrollaban enfrente, también había un osario para los huesos que se sacaban del Hospital de San Pedro.
Una vez desaparecidas estas edificaciones según un plan de 1754, se construyó una nueva capilla para los indígenas y a expensas de éstos, esta vez en un lateral de la torre sur, tenía forma de cañón formada por cuatro bóvedas , sus medidas son 6 m. de alto, 7,5 de ancho, y 15 m. de largo y estaba dedicada a “ Las Lágrimas de San Pedro ”. Fue conocida a finales del siglo XVIII y durante el XIX como “ Capilla de los Aguadores ” y cuya entrada era por el atrio. Fue cerrada al culto en 1890, trasladándose la devoción al Templo de los Gozos. Sus arquerías fueron anuladas y hoy se utiliza como bodega. En 1766, al igual que en la antigua iglesia Mayor, se volvió a construir un lugar subterráneo frente a la capilla para los restos mortales de los indígenas.
En el siglo XVIII todo el atrio fue pavimentado con escalinatas para su acceso y estaba rodeado de postes abuhardillados en cuyas cúspides había estatuas de santos y entre los postes 17 columnas toscanas rematadas con leones y escudos de piedra blanca de Villería.
El enrejado actual se comenzó a construir en 1878, siendo financiado en cada tramo por donantes privados según las inscripciones en piedra roja que se pueden ver hoy en día.
Como se ha dicho, la planta interior de la catedral forma un paralelogramo de 97,67 metros de largo, desde la fachada (Puerta del Perdón) hasta la acera de la calle 2 Sur, de Oeste a Este, por 51 metros de ancho, de Sur a Norte; si hemos de considerar sólo el templo catedralicio sin la Mitra, es decir, desde la fachada hasta el Altar de los Reyes, la medida es de 82 metros. En este espacio se levantan cinco naves en forma de cruz griega : la nave principal, la del crucero, dos naves procesionales y dos para las capillas.
Cuenta con 14 colosales columnas de estilo dórico de casi 15 metros de altura desde el zócalo hasta el capitel, todas estriadas, 6 pilastras de la misma altura, que sostienen las bóvedas y arcos de la nave superior y 18 columnas empotradas en los muros laterales de 9,78 metros desde el zócalo hasta el capitel, que sostienen las bóvedas de las naves inferiores. Todos los pilares soportan el peso de cuarenta bóvedas y dos cúpulas , todas ellas de piedra de cantera gris que fue traída de los pueblos vecinos de la ciudad y labrada con tal precisión que la obra parece libre de errores.
Las 14 columnas aisladas que forman la nave central no son redondas, sino que forman un montante cuadrado con una columna empotrada en cada cara, teniendo en cuenta esta concepción, tenemos un total de 74 columnas y seis pilastras. Estas sostienen 12 arcos torales vistos y 4 ocultos, sumando los de las naves laterales son un total de 30 visibles y 4 empotradas en los muros principales.
El cuerpo principal de la catedral presenta dos cúpulas , una sobre el Altar de los Reyes sin cimborrio y otra con él en el crucero , la mayor de todas, además de 14 cúpulas esféricas o de media placa, que pertenecen a las naves laterales; además hay que contar las de las capillas, que son 14 del tipo de bóveda truncada o de pañuelo, siendo un total de 39, todas adornadas con sus rosetones en medio y casetones dorados ordenados de mayor a menor hacia los vértices que se cubren de florones con clavo y a su vez los medallones cuelgan de cada uno a lo largo del templo y girándolo. A excepción de la concha de la cúpula mayor hecha de piedra pómez para aligerar su peso, en las demás se empleó cal y piedra. [n. 2]
En el tambor de la cúpula principal se encuentran ocho nichos con esculturas de los profetas y evangelistas en estuco blanco. Su autor fue el arquitecto y escultor español Pedro García Ferrer , sobrino del obispo Palafox.
El pavimento es de mármol rojo y negro alternado, llamado Santo Tomás. El edificio está iluminado por 124 ventanas, de las que 27 son redondas, con 2.215 cristales colocados originalmente en 1664.
Cada nave colateral tiene en su cabecera su altar: el del lado del Evangelio está dedicado a San José y el de la Epístola al Arcángel Miguel . Estos dos altares son igualmente dorados y de orden corintio. Están formados por cuatro grandes columnas en el primer cuerpo y dos pequeñas en el segundo. Cada altar tiene una gran hornacina con cristales, en cuyo interior se colocan las imágenes de los santos a los que están dedicados, sobre bellas peanas de plata y cuatro ramos del mismo metal. La imagen del Arcángel Miguel tiene su bastón y otros adornos de plata, y a los lados en los intercolumnios , sobre unas repisas, se colocan dos estatuas del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael sobre bellas peanas de plata y sus candeleros del mismo metal; siendo estas figuras de tamaño natural.
La mesa del altar tiene frente de plata y sostiene un sagrario de más de un metro de altura realizado en el mismo metal, con un nicho en el medio donde se coloca un Cristo de José Antonio Villegas Cora, y otros a los lados con diversas reliquias.
El altar de San José, a la derecha del Altar de los Reyes, tiene la misma decoración de plata y las estatuas entre las columnas son de Joaquín y Santa Ana . La de San José es de Cora. En el sagrario de este altar se coloca otro Santo Cristo con la Virgen y San Juan.
La serie de pinturas que narran el Vía Crucis ubicadas a lo largo de ambas naves procesionales es obra del célebre pintor oaxaqueño del siglo XVIII Miguel Cabrera .
A través del acceso por el lado norte del crucero se encuentra un óleo de gran formato de San Cristóbal portando al Niño Jesús y delante se sitúa el arcángel Miguel del pintor del siglo XVIII Luis Berrueco. En el lado sur se representa el patronazgo de San José y en el lado opuesto Etapas de la vida de San Juan Nepomuceno, mártir del secreto de confesión, del pintor del siglo XIX Miguel Jerónimo Zendejas.
En el segundo cuerpo de las naves del crucero están representados los cuatro evangelistas, San Mateo, San Marcos, San Juan y San Lucas, en pinturas al temple del siglo XIX del pintor poblano Julián Ordóñez, los portones de las puertas fueron ensamblados en cedro en el siglo XVII en estilo mudéjar que fueron concluidos por el X obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas y en la regencia de la obra intervino el arquitecto Francisco Gutiérrez, destacando tres relieves en los portones principales: en el centro el escudo de España , en los laterales el del primer obispo fray Julián Garcés Romano y el del IX obispo Juan de Palafox y Mendoza .
Recibe su nombre por las imágenes de santos reyes y reinas en los nichos laterales de su retablo . El conjunto está formado por una cúpula sobre pechinas , un retablo mayor , dos retablos laterales y el sagrario . La capilla fue diseñada por el español Juan Martínez Montañés y su retablo mayor de estilo barroco salomónico fue obra del maestro Lucas Méndez bajo la dirección de Pedro García Ferrer , e inspirado en un boceto de Sebastián de Arteaga, fue consagrada el 18 de abril de 1649 por el obispo Palafox y su fábrica duró siete años.
La suntuosa pintura de la cúpula es una de las pocas pinturas al temple que se conservan en México y que consagra el triunfo de la Eucaristía , es obra del pintor barroco Cristóbal de Villalpando realizada en el año de 1688, por encargo del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz , logrando un gran conjunto de figuras en vivos colores a la manera de los grandes maestros italianos del siglo XVII. Él mismo decoró las pechinas con imágenes de las cuatro heroínas judías Judith , Ruth , Esther y Jael , mujeres fuertes engalanadas a la manera elitista del siglo XVII.
El cuarto cuerpo y remate lo compone el óleo de la Coronación de la Virgen María por la Santísima Trinidad colocado entre columnas pareadas de orden compuesto, el gran espacio central lo componen el segundo y tercer cuerpo con columnas salomónicas , lo ocupa el óleo de la Asunción de María, en el lado izquierdo intercolumnan Eduardo el Confesor y Fernando III de Castilla y en el lado derecho Elena de Constantinopla , madre del emperador Constantino, y Margarita reina de Escocia .
El primer cuerpo está formado por pilastras cuadradas y capiteles jónicos y en cada intercolumnio las esculturas de Luis IX de Francia y Santa Isabel, Reina de Hungría , en la parte media de este cuerpo se encuentra el Sagrario con cuatro columnas salomónicas, en el nicho de cristal se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Defensa sobre basamento y columna de plata, en las colaterales de este sagrario se encuentran dos óleos: el nacimiento del Niño Jesús donde se representa al 9º obispo de Puebla Juan de Palafox y Mendoza y la adoración de los Santos Reyes Magos . Todas las pinturas de este altar, a excepción de la cúpula, fueron realizadas por el arquitecto y pintor español Pedro García Ferrer , pariente cercano del obispo Juan de Palafox.
El noveno obispo, Juan de Palafox y Mendoza , había recogido los despojos de sus antecesores en el año de 1649, que se encontraban en otras iglesias de Puebla y así comenzó el panteón de obispos en el antiguo sagrario. Hacia el año de 1798, siendo obispo Salvador Bienpica y Sotomayor, se intentó hacer uno nuevo y se pensó que sería de plata, pero se descartó esta idea y posteriormente se consultó a Manuel Tolsá, director de escultura de la Academia de México, quien aceptó hacer el plano y modelo; una vez contratado, se realizó la demolición el 1 de septiembre de 1799, iniciándose la nueva obra con enormes gastos, tras algunos cambios en la administración, tomó la dirección el arquitecto José Manzo. Se trabajó arduamente y sin miramientos de gastos hasta concluir la espléndida obra que mantuvo a los poblanos en expectativa durante 20 años. El actual altar mayor, llamado del Ciprés , fue bendecido el 5 de diciembre de 1819. El entierro y traslado de los restos mortales de los obispos angelopolitanos a la cripta de los obispos tuvo lugar el 14 de mayo de 1824. Los principales artistas que trabajaron en él, además de Tolsá y Manzo, fueron: Pedro Patiño Ixtolinque , el maestro Pedro Pablo Lezama en el trabajo del mármol y mampostería, José Ramírez en el estuco; el trabajo en bronce y plata fue realizado en México por Manuel Camaño, el cincelador Joaquín de Izunsa y el platero Simón Salmón quien, entre otras obras, fundió la bella imagen de la Inmaculada Concepción de Tolsá. Los ambones para las lecturas y el púlpito fueron obra de Joseph de Medina en 1719.
La altura del Ciprés, desde el suelo hasta la cabeza de la estatua de San Pedro, es de 17.50 metros. Es un edificio de estilo neoclásico con influencia de la arquitectura romana antigua de su época de decadencia, que implica búsquedas volumétricas rompiéndose en complicados entablamentos y frontones al contrapunto de líneas rectas y curvas, en este monumento hay una gran variedad de materiales como mármol de Tecali, estuco, bronce, latón y madera de cedro en las criptas.
Este ciprés está colocado sobre un pedestal de piedra de 2,61 metros de altura de planta cuadrada y se asienta sobre una planta circular de orden corintio formando una torre abierta con cuatro frentes. El primer cuerpo está formado por 16 columnas corintias estriadas , de 5,66 metros de altura, agrupadas de a cuatro en cada ángulo que encierran en estuco blanco a los doctores de la iglesia , San Gregorio , San Ambrosio , San Agustín y San Jerónimo .
La cornisa se interrumpe en cada tramo de los pilares para albergar en sus huecos grandes remates con el anagrama de la Virgen María y remates de ángeles en estuco, sobre la cúpula remata un San Pedro rodeado de serafines y nubes en estuco blanco, la parte inferior fue decorada de forma muy suntuosa acorde con el resto del monumento, el edificio deja un gran hueco para el sagrario y la Inmaculada Concepción , se clasifica mediante un zócalo escalonado de ocho lados que marcan pilastras esquineras y tienen puertas doradas en sus vanos, se cierra mediante media naranja y culmina con la estatua de la Virgen Inmaculada que pisa la serpiente bíblica en las nubes, fue fundida en bronce y pesa 920 kilogramos. La base del ciprés, de forma redonda y con bóveda plana, donde hay cuatro pequeñas puertas de acceso a las criptas de los obispos, solo se abren el 2 de noviembre, día de los difuntos .
El Coro que se ubica frente a la Puerta del Perdón, fue construido en la última década del siglo XVII y principios del XVIII con la finalidad de que este lugar fuera destinado al oratorio del cabildo catedralicio de Puebla, para lo cual se requirió la instalación, en periodos sucesivos, de órganos para la armonización de ceremonias.
El Coro está conformado por tres grandes muros que se abren en forma de herradura en dirección al altar mayor, el espacio que crea está cerrado por una reja de hierro poblano forjado del siglo XVII obra del maestro Juan Mateo de la Cruz que remata con el calvario en marfil y en los colaterales, los campanarios. El interior está conformado por 52 sillerías en dos hileras exclusivas para el cabildo eclesiástico, la sillería es de bella marquetería poblana , con madera fina, hueso y marfil formando diferentes grecados, en los respaldos de cada sillería. Las dos pequeñas puertas que dan acceso al coro fueron marqueterías por ambos lados y con relieves de San Pedro y San Pablo; estas sillería y puertas fueron donadas por el obispo XIV Pedro Nogales Dávila y trabajadas en el siglo XVIII por el maestro Pedro Muñoz, al centro del coro sobre un balaustre de piedra tecali se encuentra un atril de cedro donde apoya cuatro libros del siglo XVI con música gregoriana y grabados de Luis Lagarto, este hermoso atril remata la estatua de San Juan Nepomuceno mártir del secreto de la confesión y patrono de los sacerdotes.
Los órganos que conforman el conjunto coral son tres: el primero, cuya decoración principal mira hacia la nave de la epístola o nave procesional derecha, data del siglo XVIII, fue construido de 1710 a 1719 por Félix Izaguirre, y ya no se utiliza en la actualidad, el segundo órgano antiguo fue construido por Inocencio Maldonado en 1737; el tercer órgano que mira hacia el frente del baldaquino y hacia el Altar del Perdón es el más grande de esta catedral se le ha dado el nombre de “Internacional” porque en su construcción participaron tres naciones: Estados Unidos en 1958, en la ciudad de Buffalo se construyó la parte electrónica con cuatro teclados, Alemania los tubos artísticos y dorados y México el ensamble de madera de cedro y decoración en hoja de oro. Fue ensamblado en el interior de la catedral por artistas poblanos.
El llamado órgano Internacional cuenta con un total de 3376 tubos o sonidos musicales, es electroneumático a base de turbinas y electricidad, el tubo más grande mide 12 m y el más pequeño 1 cm, toca en grandes ocasiones como bodas, graduaciones, conciertos, etc. Fue inaugurado el 8 de diciembre de 1973, por el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz. De los tres órganos, los dos antiguos ya no están en servicio ya que dejaron de funcionar a finales del siglo XIX y nunca fueron mandados a restaurar ya que el cabildo quería conservarlos como reliquias artísticas o joyas decorativas, testimonios de la trayectoria histórica y religiosa de la catedral.
La nave procesional izquierda, denominada nave del Evangelio, cuenta con las siguientes capillas:
Esta capilla se comunica con el Sagrario , los símbolos del abanico de la reja indican que originalmente estaba consagrada a Santiago el Mayor , los retablos barrocos fueron retirados para dar paso a uno dórico neoclásico, que tiene en la hornacina central una escultura de Santiago el Menor , que debió provenir de los retablos destruidos. Destaca el cuadro de Santa Filomena , patrona de las criadas o procuradora de la servidumbre honesta, es obra del artista del siglo XIX Rafael Morante, [3] en las otras hornacinas están Juan Bautista y uno de San Eloy de estupenda factura del escultor Zacarías Cora. El retablo del evangelio es de San José María Yermo y Parres y en el lado opuesto una cancela que cubría la antigua puerta de comunicación con el Sagrario, en este mismo lado están: un descendimiento y un San Juan Nepomuceno que ofrece la lengua que fue cortada como homenaje a la Virgen; obra de Miguel Jerónimo Zendejas. Se encuentran los restos, bajo una gran lápida de bronce, del primer gobernador constitucional del estado de Puebla Gral. José María Calderón .
El retablo inaugurado en el año 1830 es de orden compuesto con dos columnas, seis pilastras y un nicho donde se coloca San Pedro y el de San Pablo en otro, los óleos de Jesús andando en el mar, Cristo atado y San Francisco de Asís, obras de Vincenzo Camuccini .
José Manzo, quien se encargó de transformar la decoración barroca de algunos espacios de la catedral al estilo neoclásico, colocó en su nuevo retablo el cuadro del célebre oaxaqueño Miguel Cabrera de La Virgen de Guadalupe , ya realizado en 1756, acompañado de imágenes del beato Bartolomé Gutiérrez y de San Felipe de Jesús , martirizado en Japón. Al costado, obra de Cristóbal de Villalpando La Coronación de María y en el lado opuesto repite Miguel Cabrera con la Sagrada Familia , frente al retablo de la Virgen, una cartela dice: (Non Fecit Taliter Omni Nationi), “No hizo lo mismo con todas las naciones” frase que dijo el papa Benedicto XIV sobre la Guadalupana; en el piso se encuentran los restos mortuorios del primer arzobispo de Puebla, Ramón Ibarra y González. El crucero continúa después de esta capilla.
Originalmente albergaba reliquias de santos y otros objetos sagrados, luego fue dedicado al apóstol San Andrés , por lo que aún se conserva en medio de la reja su escultura y su cruz en forma de X, símbolo de su martirio. Aquí nuevamente intervino José Manzo para la redecoración en estilo neoclásico al retirar los retablos barrocos y así consagrarlo a (María Salus Infirmorum) "María salud de los enfermos" cuyo cuadro fue obra del maestro poblano Francisco Morales Van den Eyden. El énfasis en el corazón de la Virgen hizo que la gente lo llamara el "Dulce Corazón de María". A los costados se encuentra una Asunción de María pintada por el artista italiano Vincenzo Camuccini y los cuadros anónimos de San Alfonso María de Ligorio y San Buenaventura .
Esta capilla estuvo confiada al gremio de plateros de Puebla , que tenía su respectiva ordenanza, y el retablo consta de una estatua de la Inmaculada, San Luis de Toulouse , y San Buenaventura , en los muros laterales dos óleos de Fray Juan Escoto Eriúgena y el Papa Pío IX .
La capilla “del Cristo”, como antiguamente se le llamaba por la magnífica escultura de tamaño natural de Jesús crucificado, que según la leyenda se dice fue realizada en Europa y bendecida por el Papa Pablo VI, dice sin soporte, ya que la pieza está hecha de pasta de caña de maíz, materia prima proveniente del estado de Michoacán , posiblemente traída por el obispo Antonio Ruíz de Morales y Molina, quien gobernó la diócesis de 1572 a 1576, la escultura está acompañada a los costados por una Virgen de la Esperanza y un San Juan Bautista , ambos del Maestro Lugardo. Los tres retablos originales de estilo barroco fueron retirados por el arquitecto José del Castillo para instalar en su lugar unos neoclásicos. También hay en pequeños nichos unas cabezas talladas en madera de San Pedro y San Pablo y una escultura de “Cristo Rey de la Burla” pintura anónima y en la parte superior de la reja un pequeño “Divino Rostro”.
El espacio de esta capilla fue utilizado como acceso a las escaleras de la antigua torre y posteriormente baptisterio con pila bautismal. Los jesuitas la consagraron a San Ignacio de Loyola en 1700, adornándola con tres retablos y pinturas, obra de Juan Rodríguez Juárez . A principios del siglo XX, por decisión del cabildo, se trasladó a esta capilla el culto a San Nicolás de Bari , que se encontraba en su capilla a un costado del altar mayor, por lo que sus numerosos devotos interferían en el ceremonial de la Eucaristía. De la misma forma que las demás capillas, fue reconvertida al estilo neoclásico; destaca la escultura de San Nicolás, atribuida a José Antonio Villegas Cora y las pinturas sobre la genealogía de la Virgen María del pintor del siglo XVII José Rubí de Marimón, las demás pinturas de los laterales hacen referencia a la actuación del Santo Obispo en el Concilio de Nicea y a los milagros que se realizaron en su tumba. Esta capilla es la última de la nave procesional del evangelio.
A la nave procesional derecha, conocida como nave de la Epístola, corresponden las siguientes capillas:
Esta capilla se comunica con la sacristía , en el retablo se encuentra la representación de la Virgen de los Dolores y el Calvario y en los laterales Santa Rosa de Lima y San Juan Vianney .
A los pies de este retablo se encuentra la imagen sobre lienzo de un retrato de Nuestra Señora de la Manga, imagen que apareció milagrosamente en el puño de una monja jerónima mejicana , así como los restos del general Miguel Miramón y de la periodista Trinidad Sánchez Santos.
Capilla de las Reliquias. El obispo IX Juan de Palafox y Mendoza la consagró a Santa Catalina de Alejandría , luego a San Andrés y más tarde a Santa Ana . A finales del siglo XVII, el cabildo decidió que las reliquias se trasladaran hasta aquí, para que el celebrante pudiera admirarlas desde el altar mayor. Fue de nuevo el arquitecto José Manzo quien transformó la capilla, al igual que la de enfrente, dotándola de un retablo idéntico al de la Guadalupana. Artistas de la Academia de Bellas Artes realizaron los bustos que contienen en su interior fragmentos de huesos de santos y santas, cuyas listas están anotadas en las casillas de la reja. En el interior del nicho central se guardan relicarios de distintas formas y materiales, junto con pinturas de Juan Tinoco. Sobre el altar hay una copia de la Dolorosa de Acatzingo y bajo ella se encuentra la figura de cera romana de Santa Florencia mártir, con sus reliquias en su interior. Entre las reliquias se encuentran el fémur del Beato Sebastián de Aparicio . En las pinturas se pueden ver San Sebastián y San Ignacio de Loyola del pincel de Sumaya del valenciano Baltasar Echave, en los laterales las de la adoración de los reyes al niño Jesús , y la Presentación de Jesús en el Templo del pincel de José de Ibarra llamado en su tiempo El Murillo mexicano del siglo XIX. El crucero continúa tras esta capilla.
Originalmente dedicada a San Juan Evangelista , se decidió consagrarla en 1678 a San Nicolás de Bari . La numerosa y nutrida devoción al Santo perturbó las ceremonias del altar mayor, por lo que cambiaron su culto y devoción a la capilla del lado oeste del evangelio y la dedicaron a San Juan Nepomuceno .
En el altar se puede observar un cuadro de la Virgen de la Luz, y una escultura de San Juan Nepomuceno realizada por José Antonio Villegas Cora del siglo XVIII. A los costados San Francisco de Asís y San Francisco de Paula esculpidos por Bernardo Guerrero . Los muros laterales están adornados con dos cuadros en cada uno con escenas de San Juan Nepomuceno .
Esta estatua del Señor de los Azotes fue traída de Acatzingo , Puebla, en los muros laterales están cubiertos por dos grandes óleos cromados firmados por Cristóbal de Villalpando en el año de 1683 El descendimiento de la Cruz y la Transfiguración de Jesús en el paso de la serpiente de metal del desierto.
Como en varias capillas, en ésta intervino José Manzo para transformarla al estilo neoclásico , quien también pintó alegorías a la Pasión , a San Luis Gonzaga y a San Estanislao Kostka , famosos jesuitas marianos. El baldaquino neogótico de bronce alberga la imagen de la Virgen de Ocotlán, por lo que muchos llaman a esta capilla con su nombre, la patrona de Puebla y Tlaxcala. Es una réplica del original realizada por Bernardo Olivares Iriarte. Sobre el altar hay un magnífico “calvario catalán”.
Cada Viernes Santo se cruza el baldaquino y se abre el retablo dejando al descubierto la copia del Santo Sudario , que es quizá la obra más antigua de la catedral, pues tiene la leyenda: " copiada del original de Turín, 8 de abril de 1594 " así como un letrero con mayúsculas: Extractu ab originali Taurini , fue traído a México por el arcediano Fernando Gutiérrez Pacheco. Acompañando a los laterales se encuentran dos pinturas, una de Santa Verónica y otra de Cristo muerto, cuyo origen se desconoce pero se presume que fueron realizadas por Pedro García Ferrer , pariente de Palafox y Mendoza.
La última capilla junto a la puerta de esta nave tiene un retablo de estilo neoclásico , los murales laterales están cubiertos con dos pinturas de la Pasión, del siglo XVII, El Descendimiento y El Calvario, existe controversia sobre su autoría, por un lado se la atribuye al artista español Rodrigo de la Piedra y por otro a Antonio de Santander. [8]
La Capilla del Sagrario Metropolitano de Puebla es una capilla de la catedral, de la ciudad de Puebla , México. La capilla llamada del Sagrario respondió a la necesidad de contar con un espacio apartado de la catedral para tratar asuntos relacionados con los Sacramentos y servicios espirituales impartidos originalmente a la población criollo -española y sus servidores, como también lo fue que el interior de la catedral como sede episcopal no debía, por razones prácticas, servir como parroquia.
El acceso a la Sacristía se realiza a través de la primera capilla del lado de la epístola, sus medidas son 17 m y 10,40 m de ancho.
El amplio espacio está rodeado por una gran cómoda de maderas finas que alberga los ricos y abundantes ornamentos litúrgicos y en el centro una gran mesa de maderas finas de estilo renacentista. La parte superior de la sacristía está repleta de pinturas. El gran lienzo del fondo representa El triunfo de la Iglesia católica sobre el paganismo , los paneles laterales los cubren, a la izquierda, el cuadro de “ El triunfo de la fe de Jesucristo sobre la teogonía pagana ” y a la derecha otro del “Triunfo de la religión”, todos del pintor mexicano del siglo XVII Baltasar de Echave Rioja que fueron copiados de estampas de Paul Rubens . Otros lienzos sobre las Revelaciones del Apocalipsis, también de Echave Rioja, coronan los puntos medios de los paneles laterales. Todos estos cuadros están enmarcados en retablos dorados de orden compuesto de gran atractivo estético.
Los muros de la siguiente bóveda también están cubiertos con lienzos de gran formato: En el entrepaño frontal, en un cuadro de estilo churrigueresco , destaca la "Inmaculada Concepción bajo el patrocinio de los obispos de la Diócesis de Puebla ", a su lado se sitúa fray Julián Garcés primer obispo y Juan de Palafox y Mendoza para concluir las obras de la catedral, este bello lienzo fue pintado por Luis Berrueco, y en las aspas de su medio punto, las apariciones de Nuestra Señora del Pilar a Santiago y San Ildefonso .
A los lados se encuentra “ El lavadero ” del pintor Luis Berrueco del siglo XVIII. A los lados de las puertas de acceso se encuentran dos óvalos, uno de San José y otro del Arcángel Miguel, ambos del pintor Ibarra. En un rincón del amplio espacio se encuentra una fuente o aguamanil de mármol de tecali de 3 m de altura.
En esta sala, 4 tapices ( Gobelinos ) de la mitología griega brillan en todo su esplendor, representando a la reina Hipólita de las Amazonas en las orillas del Termodonte que fue derrotada por Heracles , el carro de la aurora sobresale como nodriza de la naturaleza y el encuentro de Talestris y Alejandro Magno Generalísimo de los helenos. El último gobelino es el embarque de los argonautas en busca del belloniso dorado, proceden de la manufactura francesa de Jean Gobelin del siglo XV, traídos por los españoles.
También conocida como Sala de los Obispos, fue labrada con cierta cantidad de piedra, originalmente estaba cubierta con “molduras costosas a la manera de las de México, con nervaduras, recinto que fue modificado por bóvedas de arista hechas de laja y ladrillo. Una de las zonas menos conocidas por el público de la majestuosa Catedral de Puebla, a la que sólo acceden unas cuantas personas. En ella se encuentran los retratos de los obispos que ha tenido Puebla a lo largo de su historia, como: Rosendo Huesca y Pacheco. En el centro se encuentra una estatua de San Juan Nepomuceno, quien está ahí para recordar el secreto de las reuniones. Ha cambiado de lugar varias veces, primeramente es la sala gemela de la sacristía, que después fue habitada como Sagrario, quedando, como hasta hoy, separada del recinto principal, incluso en materia de culto. Posteriormente se construyó la sala que actualmente es el Salón de los Gobelinos, con su cúpula para mayor solemnidad, y luego, en el siglo XIX, la construcción de la sala que hoy sirve para los fines antes mencionados. La actual Sala Capitular tiene como antecámara el Salón de los Gobelinos, si bien es algo más estrecho ya que mide apenas 5,07 m. de ancho por 20 m. de largo. Se cubre con bóvedas de arista, apenas apuntadas, una de ellas con lucernario, óculo o "ojo de buey", en el muro testero.
El salón del chocolate se encuentra junto al Salón de los Gobelinos y sus ventanales colindan con la antigua calle del Obispado (hoy 5 Oriente). Lo utilizaban los prebendarios y canónigos para guardar sus pertenencias en los estrechos armarios que a cada uno le asignaban, también se proveía de desayuno o merienda durante las largas sesiones capitulares en las que no faltaban las tazas de chocolate . Sus bóvedas son de arista o pañuelo divididas en varios tramos. A lo largo de sus tres muros se encuentran los retratos al óleo de ilustres canónigos de la catedral poblana que más tarde alcanzarían la dignidad episcopal.
El Archivo físico del Cabildo Catedralicio es un espacio de 14 m por 4 m contiguo a la banqueta de la 5 Oriente con solo acceso por la Sala Capitular , muy pequeño para la extensa cantidad de documentos que resguarda. Cuenta con documentos que datan desde 1539, como el tomo número uno del ramo “Actas de cabildo” y los “Asientos de diezmos arrendados” del periodo 1539–1583, incluso antes de que el tercer Concilio Mexicano de 1585 ordenara el establecimiento de archivos para las catedrales novohispanas . Desde su formación como depósito de documentos, permaneció en el mismo lugar a través de los siglos sin gran orden ni concierto, sólo hasta 1952 el Cabildo resolvió su ordenamiento, pero no su clasificación, pues no contaba con índices ni catálogos. Sin el debido control y por ser considerado un montón de papeles viejos, el archivo sufrió el robo de documentos, muchas veces de manera inconsciente y otras interesada, como el hecho de que no existe una sola firma del obispo Palafox , ausencia atribuida a que los alumnos mayores aprovechados del Seminario Palafoxiano eran recompensados con una firma original del prelado como recuerdo. De la misma manera sufrió otras mutilaciones importantes como la evidente falta de expedientes completos arrancados de tomos de pleitos por diezmos o por derechos y prerrogativas de la catedral. Con todo esto, el Archivo Capitular catedralicio es considerado uno de los más importantes del periodo novohispano e indispensable para la historia regional. [9] El archivo fue rescatado y organizado por Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México. [10]
Entre las dependencias más importantes del archivo destacan las siguientes:
La catedral de Puebla tenía una distinguida tradición musical, que databa de finales del siglo XVI. [11] [12] Uno de los músicos más distinguidos fue Juan Gutiérrez de Padilla , activo como maestro de capilla de 1629 a 1664. Escribió obras extensas y complejas, incluyendo misas policorales, así como villancicos (para la temporada navideña). Su música muestra, entre otras cosas, la evidencia de la población no blanca de la Nueva España en los tocotines (influencia nahua) y los negrillos y porto ricos (influencia africana). La catedral tiene libros de coro existentes de sus composiciones. Sus villancicos "se destacan como una de las mayores contribuciones a la historia de la música estadounidense". [13]
Esta capilla es mejor conocida como del Ochavo, cuenta con bóveda de medio punto y linterna de 8 lados, su interior está cubierto por 3 retablos que están cubiertos de pequeñas pinturas y espejos pertenecientes en su mayoría a series históricas religiosas. Esta capilla es de estilo barroco del siglo XVII, fue un pequeño oratorio y depósito, hoy reducido a su mínima expresión y en desuso, las pinturas al óleo se alternan con relicarios enmarcados y bordados, son obras de Cristóbal de Villalpando . Fue construida bajo el gobierno episcopal de Manuel Fernández de Santa Cruz .
Su fábrica se debe al reconocido arquitecto Carlos García Durango por encargo de una sesión capitular que aprobó la obra en el año 1674. Se diseñó sobre una planta ochavada entonces llamada Ochavada encerrada en una caja de casi 10 m de lado con muros de 7,30 m de altura hasta la base de la cúpula que se cubre con ladrillos y se remata con una linterna con decoraciones de Talavera rematada en una veleta de hierro.
El ciprés está decorado con 48 candeleros o rebozadores, de plata con sobrecamas de oro, de un metro de altura de exquisita factura, con sus respectivas velas, y 8 rebozadores de plata con sobrecamas de oro, 4 hermosos jarros de plata bruñida con sus ramos de plata de cupella de 1.80 m de altura se combinan con los dichos rebozadores y en el sagrario otros cuatro jarros iguales con sus ramos aunque de 1.20 m de altura, de las bóvedas de la iglesia penden 25 candiles y 6 lámparas, de las que sobresalen dos que cuelgan a los costados del sagrario de más de 2 m de altura y 30 luces cada una. Una de las hermosas lámparas que cuelgan de la cúpula más grande, la segunda en tamaño, es una obra maestra del orfebre Diego Larios, fue estrenada el día de Corpus Christi en 1751, es una obra que llaman Mestiza por estar hecha de plata con sobrecamas de oro, mantiene 42 luces. Cuenta con otros juegos de candeleros y atriles, siendo de exquisita factura, candeleros de bronce con sus juegos de pedestales, paxes , cetros , 6 varas para el palio , salvillas, horcas, incensarios de oro entre otras cosas.
La custodia que sirve el día de Corpus y jubileo circular, es de oro, de casi un metro de altura con multitud de brillantes y esmeraldas a cada lado, fue estrenada el 1 de junio de 1727. Hay otra de oro de aproximadamente un metro de altura, es de oro de varias tonalidades y está montada con perlas, esmeraldas, brillantes, topacios, amatistas y granates, fue estrenada en septiembre de 1803, obra de Antonio de Villafañe. Francisco Javier Clavijero en su Descripción de la Ciudad de Puebla de los Ángeles habla de algunas de estas piezas:
La platería de esta iglesia catedral es soberbia, entre otras cosas tiene una gran lámpara de plata un poco más pequeña que la de la Catedral de México pero superior a ella por la excelencia del trabajo con que está hecha. Tiene 4 estatuas de plata de la altura de un hombre. Destaca sobre todo por su riqueza, la custodia [...] de oro macizo adornada con piedras preciosas, entre las que hay un diamante valorado, se dice, en 10.000 escudos .
Entre los vasos sagrados destacan dos de oro, así como una custodia , realizada por José Inzunza. Un elegante tenebrio de 5 metros y medio de altura en madera de ébano ricamente adornado con plata, obra de José Mariano Castillo. [14]
En la basílica catedralicia se celebran cinco misas diarias de lunes a sábado, mientras que los domingos hay una gran actividad, celebrándose hasta diez misas. Los horarios están sujetos a cambios o variaciones en función de las fiestas patronales, Semana Santa , Navidad o en función del santoral .