En sus primeros años, Cavour impulsó varias reformas económicas en su región natal, Piamonte, y fundó el periódico político Il Risorgimento.Tras un amplio programa de expansión del sistema ferroviario, Cavour se convirtió en primer ministro en 1852.También practicó el trasformismo y otras políticas que se trasladaron a la Italia posterior al Resurgimiento.Poco apegado a la vida militar, dejó el ejército y se dedicó a viajar al extranjero estudiando el desarrollo económico de los países más industrializados como Francia y Gran Bretaña, documentándose en todas las innovaciones relacionadas con cualquier campo.A los 22 años fue nombrado alcalde de Grinzane, localidad en la que su familia tenía tierras.En 1847 hizo su aparición en la escena política como fundador, junto a Cesare Balbo de un periódico liberal moderado, el Risorgimento.De hecho, Cavour creía que Piamonte-Cerdeña debía entrar en una franca industrialización como medio de asegurar una economía próspera y estable que Cavour consideraba esencial para un Estado fuerte, para ello las doctrinas liberales serían una herramienta útil, aunque sin dejar de lado recurrir al proteccionismo en caso necesario.Cavour aceptaba algunos principios de la democracia como las elecciones libres, la sujeción del rey al parlamento y el constitucionalismo, pero insistía en que el régimen político fuese dominado por una élite; precisamente estas ideas fueron motivo de sus más agrias discrepancias con el patriota Giuseppe Garibaldi, quien preconizaba una democracia que incluyera al proletariado y a los campesinos, mientras que Cavour solo consideraba aceptable la participación política de la clase media y la burguesía.Cavour mantenía ideas conservadoras en el plano social, pero rechazaba que el clero católico mantuviera privilegios por encima del propio Estado liberal; en ese sentido consiguió que en Piamonte-Cerdeña se aprobara una ley que suprimía las órdenes monásticas contemplativas y abolía los privilegios de la manomorta y del foro judicial para eclesiásticos.Precisamente Cavour rehusaba repetir la experiencia de 1849, al juzgar que el reino piamontés era aún demasiado débil para enfrentarse en solitario a Austria, mientras que el apoyo del resto de estados italianos a la causa del Piamonte era muy dudoso.En 1854 Cavour vio una oportunidad cuando estalla la guerra de Crimea: Francia y Gran Bretaña, aliadas con Turquía, luchaban contra Rusia, quien hacía esfuerzos por extender su hegemonía en la península balcánica y en la región del Bósforo.Cavour ofreció la ayuda militar del Piamonte a las grandes potencias, aprovechando los puertos bajo control del Piamonte en el Mediterráneo, ofreciendo además enviar a Crimea un cuerpo de ejército.Cavour ciertamente no obtuvo compensación territorial alguna por la participación del Piamonte en la guerra, pero consiguió que una de las sesiones se dedicara expresamente a discutir el «problema italiano»: pudo así defender públicamente la idea de que la represión de los gobiernos reaccionarios y la política del Imperio austrohúngaro eran los auténticos responsables de las inquietudes revolucionarias, que se estaban formando en toda la península y, sobre todo, que estas revueltas en Italia podrían degenerar en una amenaza revolucionaria para todos los gobiernos de Europa, con lo cual conseguía aumentar la preocupación franco-británica en el «problema italiano».En Italia, el rey Víctor Manuel II y el presidente del Consejo del Piamonte, Camilo Benso di Cavour, trataron de introducir algunas medidas liberales y lograr con ello la unificación de los estados italianos en forma pacífica.Asimismo, Cavour abandonó temporalmente la cuestión de anexionar Venecia al Reino de Italia "por las armas o la diplomacia" hasta consolidar el nuevo Estado italiano, y al considerar prematuro enfrentarse a Austria por esta cuestión.