Aunque el Colegio es parte de la casa real del Reino Unido, es autofinanciado y no recibe fondos públicos.
El Colegio ha tenido su hogar en la City de Londres desde su fundación, y ha estado en su ubicación actual, en la Queen Victoria Street, desde 1555.
El interés del rey Ricardo III en la heráldica fue demostrado por dos armoriales importantes que se encontraban en su poder.
[4] Este documento, titulado Literæ de incorporatione heraldorum, se encuentra ahora en el Museo Británico.
[6][7][8] No obstante, esta carta real sigue siendo el documento sobreviviente más antiguo que menciona al capítulo de heraldos como una corporación con personalidad jurídica.
Además, se esperaba que los miembros del Colegio partieran a cortes extranjeras en misiones, ya fuese para declarar la guerra, acompañar ejércitos, convocar guarniciones o entregar mensajes a generales y potentados extranjeros.
[19] El reconocido anticuario y heraldista Charles Boutell comentó en 1863 que «las armas de la reina Ana Bolena son las primeras que ejemplifican el uso, introducido por Enrique VIII, de conceder a sus consortes 'aumentos' a sus armas paternas.
[21] Fue también durante su reinado, en 1530, que Enrique VIII confirió al Colegio uno de sus deberes más importantes por casi un siglo: las visitas heráldicas.
[22] Los reyes de armas provinciales eran comisionados por orden real a entrar en todas las casas e iglesias y les era concedido el poder de desfigurar y destruir todas las armas usadas ilegalmente por cualquier caballero, señor o gentilhombre.
Cientos de estas visitas fueron realizadas hasta bien entrado el siglo XVII, ocurriendo la última en 1686.
[8][23] El Colegio encontró una patrona en María I, aunque esto debió haber sido vergonzoso para ambas partes, después de que los heraldos proclamaran inicialmente el derecho al trono de su rival, Juana Grey.
[24] La excusa del Colegio fue que, en su primer acto, habían sido obligados por el duque de Northumberland (el suegro de Juana Grey, quien fue posteriormente ejecutado), una excusa que María aceptó.
En el lado sur, cerca de donde hoy se encuentra la Queen Victoria Street, había una gran salón en la punta oeste.
[29][30] El largo reinado de Isabel I vio al Colegio distraído por los múltiples pleitos entre William Dethick (Rey Jarretera), Robert Cooke (Rey Clarenceux) y Ralph Brooke (Heraldo York) sobre sus respectivos derechos.
[31] Una investigación al estado del Colegio duró un año, finalmente reportando ante William Cecil, barón Burghley, en 1596.
[35] En 1643 los heraldos se unieron al Rey en Oxford, y estuvieron junto a él en la Batalla de Naseby, siguiéndolo en todas sus campañas.
[44][45] Afortunadamente, la biblioteca del Colegio fue salvada, y fue guardada primero en el Palacio de Whitehall, para luego ser movida al Palacio de Westminster, donde los heraldos abrieron una pequeña oficina en un departamento llamado la Queen's court.
[47] Debido a la falta de fondos, la planeada reconstrucción del Colegio fue retrasada hasta 1670.
[50] En los lados este y sur fueron construidas tres casas adosadas para arrendar, con fachadas de acuerdo al diseño original del edificio.
En 1776, se llevaron a cabo algunos cambios de estilo en el exterior del edificio, y algunos detalles como los frontones y las cornisas fueron removidos, transformando el edificio a un austero pero entonces popular estilo neoclásico.