El primer supercondensador fue patentado por el ingeniero eléctrico H. E. Becker para la General Electric en 1957, y se basaba en el principio de aumento del área de las placas sustituyendo la interfaz cerámica o polimérica entre las placas por un material poroso de carbono en una disolución electrolítica, produciendo un aumento en el área de las placas y por tanto en la capacidad.El primer éxito para obtener supercondensadores rentables fue el uso de dióxido de rutenio por Conway y sus colaboradores en 1991, ya que fue el primer supercondensador que presentó una baja resistencia interna.En la capacitancia clásica el almacenamiento de energía está asociado a la acumulación de carga eléctrica entre las láminas del condensador gracias al medio aislante.Por último Obreja indica que la capa ideal debe oscilar entre los 50 y los 200 micrómetros.Debido a que se han reducido los costos de producción, han comenzado a aparecer en los camiones diésel y en locomotoras.Mientras que las pilas, por otro lado, tienen dificultades en esta tarea debido su lenta velocidad de carga.Un condensador de alta capacidad tiene un gran rendimiento (el 98% de la carga se devuelve); almacena mucha energía en relación con su peso (4Wh/kg), aunque no tanto como una batería; no presentan efecto memoria y tienen una gran capacidad de carga y descarga rápida (5kW/kg).Su aprovechamiento se debe fundamentalmente a que permiten una mejor descarga de energía durante la aceleración del vehículo.Freightliner y Delphi demostraron su uso en sistemas automotrices de pasajeros, aunque BMW argumenta que hay poca sensibilidad para su regulación debido a las modificaciones hechas a la gasolina para reducir la emisión de contaminantes, por lo que es viable instalarlos en sistemas basados en hidrógeno.Su uso permite mantener el funcionamiento de los dispositivos durante horas e incluso días.
Carbón activado, Pólvora negra, Imágenes microscópicas de campo brillante, Supercondensadores