En Reino Unido, India, Tanzania, Myanmar, Malasia y Nueva Zelanda, la red se conoce como National Grid.
[4] Las preocupaciones particulares están relacionadas con los sistemas informáticos más complejos necesarios para gestionar las redes.
[5] Desde sus inicios en La Revolución Industrial, la red eléctrica se ha convertido de un sistema aislado que servía a un área geográfica particular, a una red expansiva que incorpora múltiples áreas.
A comienzos del siglo XIX, la electricidad fue una idea novedosa que competía con el vapor, la hidráulica, el enfriamiento o calentamiento directo, y principalmente el gas natural.
La generación, en términos generales, consiste en transformar alguna clase de energía no eléctrica, sea esta química, mecánica, térmica o luminosa, entre otras, en energía eléctrica.
Para la generación industrial se recurre a instalaciones denominadas centrales eléctricas, que ejecutan alguna de las transformaciones citadas.
Otras fuentes de energía son la fotovoltaica solar y la geotérmica.
La trifásica, en comparación con la monofásica, puede suministrar mucha más potencia para una determinada cantidad de cable, ya que los cables neutro y de tierra se comparten.
[8] Además, los generadores y motores trifásicos son más eficientes que sus homólogos monofásicos.
En distancias muy largas, estas eficiencias pueden compensar el coste adicional de las estaciones conversoras CA/CC necesarias en cada extremo.
El trazado físico suele estar condicionado por el terreno disponible y su geología.
Entre el generador y el consumidor final, la tensión puede transformarse varias veces.
Las subestaciones se conectan al sistema de transmisión y reducen la tensión de transmisión a una tensión media que oscila entre 2 kV y 35 kV.
Estos alimentadores transportan energía trifásica y suelen seguir las calles principales cercanas a la subestación.
A medida que aumenta la distancia desde la subestación, el abanico continúa y se extienden laterales más pequeños para cubrir las zonas que los alimentadores no cubren.
Los avances en el almacenamiento con baterías han permitido proyectos comercialmente viables para almacenar energía durante los picos de producción y liberarla durante los picos de demanda, y para utilizarla cuando la producción cae inesperadamente dando tiempo a que los recursos de respuesta más lenta se pongan en línea.