La tos ferina o tosferina,[1] también denominada pertussis, coqueluche[nota 1][nota 2] o tos convulsa,[4][5] es una enfermedad infecciosa aguda sumamente contagiosa de las vías respiratorias altas causada por la bacteria gramnegativa Bordetella pertussis.
[6] B. parapertussis y otros microorganismos causan una enfermedad similar pero más leve a la que se denomina síndrome coqueluchoide.
[7] Este término se prefiere cuando el diagnóstico es exclusivamente clínico y la enfermedad puede deberse a otros agentes virales o bacterianos.
La vacuna ha ayudado a reducir la gravedad de la enfermedad y la mortalidad, pero lamentablemente solo en los países industrializados.
Madsen utilizó la vacuna para controlar los brotes de la enfermedad en las Islas Feroe, en el Mar del Norte.
[15] Estas muertes se produjeron a pesar de la alta cobertura general con las vacunas DTP y DTaP.
[17] La tos ferina es la única enfermedad prevenible por vacunación que en los Estados Unidos se asocia con un aumento de las muertes.
[18] En Canadá el número de infecciones por B. pertussis ha variado entre 2000 y 10 000 casos informados cada año durante los últimos diez años.
[21] En 2010 en California murieron diez recién nacidos y las autoridades sanitarias declararon una epidemia con 9120 casos.
[31] La toxina está ubicada en la superficie bacteriana y aumenta la concentración de AMP cíclico, lo que inhibe la función fagocitaria.
La toxina pertussis es un complejo proteico de seis componentes o subunidades organizadas en una estructura A-B.
La bacteria B. pertussis (microorganismo cuyo único huésped es el humano) posee un marcado tropismo por los cilios del tracto respiratorio y se multiplica en la mucosa.
Esa unión está mediada fundamentalmente por la hemaglutinina, aunque también intervienen la pertactina, las fimbrias y la toxina pertussis.
Una vez que llega a esa zona, el microorganismo se multiplica con rapidez e interfiere sobre la acción ciliar pero sin invadir la sangre.
Aparecen zonas de necrosis en el epitelio e infiltración polimorfonuclear, inflamación peribronquial y neumonía intersticial.
Además, el esfuerzo provocado por la tos puede desencadenar hemorragias subconjuntivales, petequias en la parte superior del tórax, hematomas subdurales, hernias inguinales o umbilicales, prolapso rectal, enfisema subcutáneo, fracturas costales y neumotórax.
[37] Después de ese período en general hay síntomas respiratorios poco importantes, como tos leve, estornudos o secreción nasal.
La tendencia al estridor inspiratorio después de toser puede seguir presente por un período considerable una vez curada la enfermedad.
Durante esta etapa ha habido posibilidad de transmisión por algunas semanas y es posible que la infección se haya diseminado a muchas personas.
Por ese motivo, aunque los adultos no corren gran riesgo de contagio, cada vez se los alienta más a vacunarse.
En síntesis, en el diagnóstico diferencial de la tos ferina deben tenerse en cuenta todas las causas del síndrome coqueluchoide.
Además, debe considerarse que los lactantes menores de seis meses que presenten tos paroxística y manifestaciones clínicas respiratorias bajas, sobre todo obstrucción bronquial difusa, pueden ser portadores de la neumonía afebril del lactante producida por Chlamydia trachomatis, virus, micoplasmas, Ureaplasma urealyticum y otros agentes patógenos.
También se recomienda un tratamiento preventivo con antibióticos para las personas con riesgo de tos ferina.
En alrededor del 2 al 4 por ciento de los casos también se observan convulsiones, una complicación inusual que ocurre especialmente en el 0,5 por ciento de los pacientes con daño cerebral por encefalopatías y que a menudo constituye un daño permanente.
[45] La tos ferina puede causar hipoxia cerebral grave inducida por paroxismo y el 50 por ciento de los lactantes internados en el hospital sufrirán apnea.
[44] Las muertes por tos ferina informadas en recién nacidos han aumentado sustancialmente en los últimos veinte años.
No existen pruebas suficientes para determinar la eficacia de los antibióticos en los pacientes que han estado expuestos a la infección pero se encuentran asintomáticos.
[47] Aun así, los antibióticos profilácticos siguen utilizándose con frecuencia en los pacientes expuestos y con alto riesgo de enfermedad grave (como los lactantes).
Mantener una buena cobertura de vacunación ha reducido drásticamente la morbilidad y la mortalidad asociadas con la tos ferina.
El precio de la vacuna DPT se disparó, lo que condujo a su escasez en todo el país.