Torrecillo

[1]​ La población está a 1250 m s. n. m., a poca distancia del río y dominada por montes de altura media como Las Algadinas (1524 m) y Cerro Posada (1629).

[1]​ Según la clasificación climática de Köppen,[4]​ el municipio se encuadra en la variante Csb,[5]​ es decir clima mediterráneo de veranos suaves, siendo la media del mes más cálido no superior a 22 °C pero superándose los 10 °C durante cinco o más meses, y caracterizado por temperaturas medias anuales por debajo de los 9 °C, precipitaciones cerca de los 1000 mm anuales, nevadas invernales y veranos secos.

[9]​ Entre las especies animales, son comunes el rebeco en las cotas más altas, la perdiz pardilla, la liebre de piornal, el lobo, corzo, y el jabalí.

El Valle Gordo es parte del territorio de dos importantes especies amenazadas: el oso pardo y el urogallo cantábrico.

[19]​ Según los datos de Miñano, en el siglo XVIII, el pueblo tenía 54 vecinos.

En el siglo XIX, Madoz mencionó 112 habitantes y el censo de Mourille en 1920 contabilizó 80.

Aunque los concejos mayores desaparecieron en el siglo XIX para dar lugar a los municipios, las poblaciones constituyentes siguieron rigiéndosede facto por los concejos vecinales, hasta que estos adquirieron entidad jurídica en el siglo XX, como entidades de ámbito territorial inferior al municipio (EATIM), regidas por un alcalde pedáneo y junta vecinal.

[22]​[23]​ Tradicionalmente, la actividad económica en Torrecillo se ha centrado siempre en la agricultura y la ganadería, que emplean al mayor número de trabajadores en todo el término municipal.

[10]​ En lo que concierne la agricultura, tenían mucha importancia antaño el cultivo del centeno, trigo, además de las legumbres y patatas, dedicados principalmente al autoabastecimiento.

En el siglo XIX el pueblo también contaba con molinos harineros y telares, con los que se confeccionaba lienzos.

Entre las costumbres más renombradas están el filandón y el calecho, reuniones de vecinos para pasar el rato contando historias o jugando a las cartas.

Los filandones tenían lugar durante las largas tardes de invierno y los asistentes realizaban tareas domésticas como el hilado durante estas reuniones, de donde reciben su nombre.

Iglesia parroquial y cementerio
Romería de la Virgen de la Casa a la ermita de Peñafurada