Teodora

Es santa en la Iglesia ortodoxa, al igual que su marido, y siendo su onomástica el 14 de noviembre.

Teodora fue la mujer más influyente y poderosa en la historia del Imperio romano de oriente, al grado que algunas fuentes la mencionan como emperatriz reinante junto con Justiniano I, es decir, como corregente.

Las principales fuentes históricas sobre su vida son las obras de Procopio, contemporáneo suyo, escriba del general Belisario.

Después, escribió la Historia secreta, que no fue publicada en el momento de acabarla.

La obra revela a un autor que devino profundamente desilusionado con el emperador Justiniano, la emperatriz e incluso con su patrón Belisario.

Justiniano es caracterizado como cruel, corrupto, despilfarrador e incompetente; de Teodora hace un retrato detallado y excitante de vulgaridad y lujuria insaciable, combinado con mal genio, calculada maldad e incluso recalca su pasado como actriz, ocupación relacionada con la prostitución, en varias ocasiones; Procopio incluso clama que ambos eran demonios cuyas cabezas se vieron abandonar sus cuerpos y deambular por el palacio de noche.

Aunque Teodora ya había muerto a la hora de publicar esta obra, Justiniano seguía vivo, y probablemente la encargó.

Estas son fuentes miafisitas tardías que recogen su descripción entre miembros de su credo.

Teodora permaneció con él al menos cuatro años antes de regresar a Constantinopla.

A pesar de la maternidad, sus muchos excesos y penosos viajes continuaba conservando una gran belleza.

Teodora sería coronada como emperatriz a los cuatro años de haber contraído nupcias con Justiniano.

Teodora se probó a sí misma como una valiosa y apta gobernante durante los Disturbios de Niká.

Incapaz de controlar a las masas, Justiniano y sus oficiales se prepararon para huir.

Su discurso tajante les convenció a todos, incluyendo al propio Justiniano, quien había estado preparando sus cosas para huir.

Sus generales cumplieron las órdenes dadas y asaltaron el hipódromo, matando —según Procopio— aproximadamente a 30 000 rebeldes.

[14]​ De acuerdo con Procopio, la pareja imperial hizo que todos los senadores, incluyendo a los patricios, se postraran ante ellos nada más entrar a su presencia, y dejó claro que sus relaciones con la milicia civil era la de amos y esclavos.

También supervisaron cuidadosamente a los magistrados, mucho más que los emperadores previos, posiblemente para reducir la corrupción burocrática.

[cita requerida] También creó sus propios centros de poder como Hagia Sofia, la construcción eclesiástica más elaborada.

El eunuco Narsés, que ya era mayor, se convirtió en un brillante general, siendo su protegido.

Asimismo, creó un convento en la parte asiática de los Dardanelos llamado Metanoia, 'arrepentimiento', donde exprostitutas podían mantenerse a sí mismas.

Se puede argüir, como hicieron los calcedonios, que Teodora promovió la herejía y como consecuencia socavaría la unidad de la cristiandad.

El duque fue lo suficientemente astuto para frustrar al despreocupado Justiniano, a pesar de la implacable Teodora, y consiguió su cometido.

Teodora igualmente dio soporte político al ministerio de Jacobo Baradeo, y, aparentemente, amistad personal también.

También estableció una ley que permitía a las mujeres ser propietarias y herederas de pleno derecho.

También intentó erradicar la prostitución y rescatar a las jóvenes que practicaban este oficio, ofreciéndoles una dote para facilitar su casamiento.

Si aun así preferían ejercer la prostitución, se buscaba que desarrollasen su trabajo en burdeles regentados por ellas mismas.

Sarah Bernhardt la interpretó, y posteriormente se adaptó la obra a la ópera por Xavier Leroux en 1907.

[22]​ En 1987, la novelista norteamericana Gillian Bradshaw publicó la novela The bearkeeper's daughter, traducida al español como Teodora, emperatriz de Bizancio, en la que Teodora y un supuesto hijo bastardo suyo, Juan, tienen un papel positivo y significado.

Emperatriz Teodora con Antonina esposa del general Belisario, su hija y otras damas de la corte (mosaico de Iglesia de San Vital de Rávena , siglo VI ).
La Emperatriz Teodora en el Coliseo , pintura de Jean-Joseph Benjamin-Constant .
Sarah Bernhardt interpretando a Teodora en 1884.
Fotograma de la película de 1921.