[10] Los instrumentos sagrados relacionados con la ceremonia incluían el sistro y una sítula que contenía agua del Nilo.
Ambos elementos se utilizaban en el ritual y aparecen habitualmente en los registros arqueológicos como símbolos de Isis.
Otro viajero ilustre fue Wolfgang Amadeus Mozart, quien visitó el templo en 1769 a la edad de 13 años.
Se dice que los recuerdos de su estancia le inspiraron 20 años más tarde para componer su ópera La flauta mágica.
[17][23] Giovanni Battista Piranesi visitó Pompeya en 1770 junto a su hijo Francesco, cuando la estatua de Isis y los frescos ya se habían trasladado al Museo Arqueológico.
[19] Vicente Blasco Ibáñez visitó el yacimiento en 1896 y relató su experiencia en su obra En el país del arte, en la cual toma como inspiración el santuario para imaginar la vida de sus sacerdotes.
La entrada principal (B) se encontraba en la actual vía del Templo de Isis.
[14] En la parte trasera del podio se encontró un nicho que alojaba una estatua de Dioniso con una pantera.
En el patio se emplazaban además dos pequeños altares dedicados a las mismas divinidades que los nichos de acceso.
[18] En la esquina sureste del pórtico se ubicaba el purgatorium o edículo (F), con una forma similar a un templete, donde se depositaba el agua sagrada utilizada por los fieles para las ceremonias domésticas, probablemente proveniente del Nilo.
Se representaban diversos santuarios egipcios y escenas del mito de la ninfa Ío.
[14] En la zona sur se ubicaba el sacrarium (G), utilizado como depósito para las vestimentas litúrgicas, con frescos más modestos respecto al resto del edificio.
Sobre un fondo blanco aparecen el buey Apis, Osiris en el trono y una representación de la Navigium Isidis.
[28] El sacrarium tenía una inspiración aún más egipcia, con un mural que representaba a unas serpientes protegiendo una cesta de mimbre adornada con símbolos lunares.