El Molino

En 1910, se encarga a Manuel Joaquim Raspall la construcción de un nuevo edificio con carácter permanente.

En el año 1929, se encargó a Josep Alemany i Juvé que añadiera en la fachada la iconografía de su nombre y, además de modificar ligeramente la fachada, aparecían el molino y las aspas rojas.

Con pequeñas modificaciones posteriores, probablemente fruto del mantenimiento, es la fachada que llegó hasta 1997.

Se negoció la venta a empresarios rusos pero finalmente fue comprado por el grupo catalán Ociopuro.

Además de renovar la programación pensaron en renovar también el edificio, encargo que el promotor Ociopuro ofreció al equipo de BOPBAA Arquitectos (Josep Bohigas y Arnau, Francesc Pla i Ferrer e Iñaki Baquero Riazuelo) y realizó la constructora Altiare.

Hacia los lados y seis metros atrás, para no interferir con la silueta de las aspas del molino, se amplió para acoger salas de ensayo y camerinos (en la calle Roser).

Así, actualmente las plantas superiores quedan divididas entre la platea y el anfiteatro, con un aforo total de 250 plazas.

El interior conecta las dos fachadas mediante una lengua roja, en algunas partes ondulada, por la cual los espectadores se desplazan como si estuvieran dentro de una boca.

Para una mejor versatilidad, los elementos arquitectónicos de la platea y los anfiteatros se limitan a pocos elementos puntuales, en general destinados a vestir estas zonas según la temporada o el espectáculo.

La iluminación, basada en juegos de luz con ledes, en todo el interior está al servicio del espectáculo.

El Golden Bar es una estancia de tejado alto en el cual predomina el color negro en materiales clásicos nobles (mármol, cerámica), decorado con dos figuras doradas que recuerdan a Carmen Amaya y Joséphine Baker, una lista, también en color oro, de todos los artistas que una vez actuaron en el antiguo Molino y una gran fotografía mural en blanco y negro, hecha por Josep Ribas, de la vedette Christa Leem.

La planta cuarta, destinada a los servicios (vestuarios, duchas, baños) y trabajo cotidiano de los artistas, es, en cambio, muy luminosa.

Donde ahora hay el actual teatro había una tasca de mala muerte llamada La Pajarera.

Su amo, harto de marineros borrachos y obreros escandalosos, vendió el negocio en el año 1899 por cien pesetas a un andaluz que había llegado a Barcelona para hacer fortuna.

Pese a que se contrataron algunas prostitutas para animar al personal y reforzar la oferta de ocio del local, el negocio no consiguió ser rentable.

En el año 1908 apareció por primera vez el mote molino a su nombre, en francés, Petit Moulin Rouge,[3]​ quizás como referencia al Moulin Rouge de la calle Pigalle de París.

El año 1910 se realizaron unas obras que le dieron la configuración interior que mantuvo básicamente hasta su cierre, hechas por el arquitecto Manuel Joaquim Raspall (discípulo de Domènech i Montaner), le dieron un toque modernista.

En esos momentos el petardeo, la pluma, la desnudez y el estilo kitch no son excepción sino moda, encabezada por la movida madrileña, que se aleja del gusto barcelonés y catalán.

[4]​ Finalmente, el 14 de noviembre de 1997, la vedet Merche Mar actuó en el último espectáculo, Pluma y peineta, antes del cierre del local, sin saber aún si algún día se volvería a abrir.

Merche Mar presentó el espectáculo como estrella principal y también actuó la Terremoto de Alcorcón, The Chanclettes, Úrsula Martínez, Belinda Blind y Amador Rojas, entre otros, con Víctor Masán como maestro de ceremonias.

Durante la primera mitad del siglo XX se destacaron los nombres de Granito de Sal, Condesita Zoe y Lola Montiel, con una reina indiscutible en la años 40 y 50: la Bella Dorita.

[3]​ y a la Super Vedette Susana Egea Considerada la última estrella de la Casa.

Se ha querido mantener también el hecho de ser un espacio pequeño, con 250 localidades, cercano a los artistas.

El Molino visto desde el Paralelo (Rosa Puig)
Interior de la Platea de El Molino (Rosa Puig)
Manuel Joaquim Raspall creó la mítica fachada con el molino, que es lo único que se mantiene hoy del edificio
Un momento del espectáculo 'Made in Paral·lel' (Rosa Puig)
Live in Burlesque .