La Bella Dorita

Con apenas dieciséis años, se fugó junto a quien se había convertido en su marido (el primer matrimonio y más breve de los tres que tuvo a lo largo de su vida).

Por fin recalaría en otro establecimiento de variedades, El Molino, donde tomaría su nombre artístico definitivo y se convertiría en una estrella.

En él haría famosas canciones como La pulga, El tren, La vaselina, Poco a poco o Fumando espero (del compositor Joan Viladomat y que más tarde cantaría Sara Montiel).

Fueron conocidas las pasiones que levantaba entre los hombres acomodados, muchos de los cuales sufrieron enormemente por su amor.

Su fama se extendió por el país, actuando regularmente en Madrid, Valencia, Bilbao, Zaragoza...

Viajó además a París y visitó Montmartre, pero opinó siempre que el Paralelo tenía más vida.