Se decía que cuando Talos sorprendía a algún extranjero, se metía en el fuego hasta calentarse al rojo vivo y abrazaba entonces a sus víctimas hasta matarlas.
El invulnerable cuerpo de bronce de Talos era irrigado por una única vena diminuta que lo recorría desde el cuello al tobillo, donde estaba rematada por un clavo que le impedía desangrarse, y ese era su único punto débil.
En las Argonáuticas de Apolonio, Medea hipnotiza a Talos desde el Argo, lo vuelve loco y hace que se arranque el clavo.
Una interpretación política del mito es que el personaje de Talos representa la flota minoica pertrechada con armas metálicas.
Cuando los griegos del Argo lo derrotan, el poder de Creta se desvanece.