[1][2]En la tabla periódica de Mendeléyev, Dmitri Mendeléyev colocó todos los elementos conocidos en aquella época, inicialmente unos 60, y los ordenó en columnas de peso atómico creciente, procurando que los elementos con propiedades similares aparecieran en la misma fila.
Esto, en un primer momento, supuso una tarea muy compleja, pues solo se conocían unos pocos elementos y algunos, que se consideraban elementos, como el calórico y el lumínico de Lavoisier, ni siquiera lo eran, pues eran formas de energía que intervenían en la reacciones para transformar las sustancias químicas.
Esta ley se cumplía con bastante exactitud para las dos primeras octavas (columnas), pero a partir de esta, aparecían entremezclados metales con no metales y algunos elementos con propiedades claramente diferentes, por lo que su propuesta no fue aceptada e incluso algunos la tomaron a broma y la ridiculizaron.
Los colocó en orden creciente de sus pesos atómicos, distribuyéndolos en cinco columnas, dejando huecos entre elementos y haciendo coincidir en la misma fila elementos con propiedades similares, pero, al contrario que Newlands, no propuso ninguna ley de periodicidad.
Al enrollar el gráfico formando un cilindro, los elementos con propiedades similares tendían a coincidir en la misma vertical.
Aparecen con un interrogante, sin símbolo y con la masa atómica que, según Mendeléyev, les correspondería por su posición en la tabla.
El siguiente grupo correspondía a los elementos de valencia 2, es decir, los que formaban óxidos tipo RO y así, sucesivamente.
El grupo VIII debería de haber permanecido vacante, pues no existe la valencia 8.
Por ejemplo, el elemento de peso atómico 68, colocado entre aluminio e indio (columna derecha del grupo III) lo denominó eka-aluminio.
Igualmente, al elemento desconocido de peso atómico 72, en el grupo IV, columna derecha, entre silicio y estaño, lo denominó eka-silicio.
En 1879, Lars F. Nilson descubrió el escandio y Per Theodor Cleve demostró que se trataba del eka-boro, otro de los elementos predichos.
Por último, en 1885, Clemens A. Winkler aisló el germanio y el mismo Wikler demostró que se trataba del eka-silicio.
Fue propuesto en 1906 y 1907, pero el reconocimiento nunca llegó, pues algunos científicos no consideraban adecuado concederle el premio por un hito que Mendeléyev había logrado casi cuarenta años antes.
Y al año siguiente, en 1907, no pudo presentarse porque falleció a causa de una gripe.
[9] Sin embargo, aunque se le escapara el premio Nobel de Química, recibió muchos reconocimientos y honores en su larga carrera científica.