Este cuchillo expresa múltiples significados que lo hacen portador de una compleja visión del mundo en la que encontramos íntimamente asociadas las nociones de origen y sacrificio humano.
Esto lo confirma otra versión del mito donde el Pedernal funciona como marcador temporal del acontecimiento, apareciendo como fecha caléndarica, como portador del año en que nacen los Centzon Mimixcoa: “En el año 1 Técpatl nacieron los Centzon Mimixcoa, Iztac Chalchiuhtlicue (la de la blanca falda de jades) engendró a los cuatrocientos mixcohua.
[3] En la mitología mexica, se le dibujaba algunas veces, como una simple hoja de pedernal, con punta y ciertas muescas en el filo, en el Códice Borgia, aparece de color rojo.
Así mismo, técpatl se relaciona con Ehecatl, ya que en los Códices, se representan los grandes vientos con la imagen de técpatl, para significar que el aire corta como navaja, por esto mismo se representa a xopantla (la primavera), la época de los grandes vientos.
Según Diego Durán, los antiguos anahuacas tenían a técpatl como el más malo signo de todos, ya que, los hombres y mujeres nacidos bajo este signo, eran en todo dichosos, pero, propensos a la esterilidad, por lo que nunca tendrían hijos; lo cual era motivo de gran tristeza.
En la trecena Ce Técpatl (Uno Pedernal), los dioses patrones eran Tonatiuh y Mictlantecuhtli.
[8] El técpatl o cuchillo de sacrificios, era un elemento importante en los rituales mexicas.
[10] En los pocos técpatls que han sobrevivido, hay algunas representaciones de deidades en sus mangos.
Un famoso ejemplo prehispánico es la imagen labrada de una figura que usa un ornamento circular en las orejas y un gran lazo de plumas, lo cual asocia a esta figura con Tonatiuh, el dios del sol.
Los brazos de Tonatiuh parecen estar sosteniendo la hoja del cuchillo.
Este cuchillo en particular, acentúa la importancia de los sacrificios humanos para alimentar a los dioses, en especial al dios del sol, quien ilumina la tierra y sustenta la vida.
La fecha Ce Técpatl, esculpida junto al rayo solar central, entre el cuadrete de Nahui Ocelotl.
Entre estos cinco está Mixcóatl, que después de destruir a los cuatrocientos mimixcoa se le da por dios al pedernal blanco que brota del cuerpo de Itzpapalotl: “la quemaron (a Itzpapalotl), y estalló varias veces.
La tercera vez brotó el pedernal amarillo; tampoco lo tomaron, solamente lo vieron.
Mixcóatl adoró por dios al pedernal blanco, al cual envolvieron; lo cargó a cuestas y se fue a combatir en el lugar nombrado Comallan: va cargando su dios de pedernal, Itzpapalotl”.
Lo cual explicaría la razón por la cual, en la Piedra del Sol, se encuentra a Técpatl portando el glifo de Tezcatlipoca.
Esta sustitución, alude sin duda alguna, a la relación entre la Luna y la muerte.
Con dos a siete dientes y un ojo en la región central, el cual posee una pupila al centro; este ojo es similar al que aparece en la imagen de miquiztli (muerte).
[15] En el Códice Borbónico se encuentra a Xolotl con lengua de pedernal y portando otro cuchillo con su mano derecha.