Asimismo, ambos países impulsaron la creación de la Alianza del Pacífico, junto a México y Perú.[1] Ese mismo año Chile nombró a Joaquín Campino como ministro plenipotenciario ante las autoridades colombianas.La representación diplomática y los contactos fueron irregulares hasta 1853, cuando se firmó una Convención Consular y un pacto por el cual se acordaba la igualdad de las banderas granadinas y chilenas en cuanto al tráfico marítimo, mientras que en 1855 el gobierno chileno nombró a Carlos Bello como Ministro Residente, cargo que tampoco resulta permanente, hasta 1876, año en el que se designa en el mismo puesto a Domingo Godoy Cruz.[3][5] En 1881, Chile nombró como representante diplomático en Colombia al intelectual y poeta José Antonio Soffia, cuya misión fue reanudar las relaciones de amistad y descomprimir las tensiones originadas entre ambos países, así como abogar por el interés chileno de no intervención estadounidense o europea en los asuntos sudamericanos.El accionar estadounidense significaba una violación de sus obligaciones contraídas en el tratado firmado con Colombia en 1846.[7] Por consiguiente, la acción del buque chileno tuvo incidencia directa en la decisión norteamericana de abandonar Panamá.La que fue señalada por la prensa del país del norte, pues el Esmeralda era considerado el más poderoso buque en la costa del Pacífico en ese momento: según una publicación estadounidense en agosto de 1885, después de los acontecimientos de Panamá, «[La Esmeralda] podría destruir nuestros buques apostados en Panamá, un barco a la vez, sin siquiera ser tocada».El canciller Julio Londorio fue uno de los pocos en realizar una visita oficial a Chile durante el periodo.[17] En 2023, el intercambio comercial entre ambos países sudamericanos ascendió a los 1 894 millones de dólares estadounidenses.