Causalidad (filosofía)

Algunos autores han sostenido que la causalidad es metafísicamente anterior a las nociones de espacio-tiempo.

Aristóteles categorizó los cuatro tipos de respuestas como "causas" material, formal, eficiente y final.

David Hume, como parte de su oposición al racionalismo, argumentó que la razón pura por sí sola no puede probar la realidad de la causalidad eficiente; en su lugar, apeló a la costumbre y al hábito mental, observando que todo el conocimiento humano deriva únicamente de la experiencia.

Tampoco se pueden deducir a partir de ningún conocimiento anterior, o no serían primeros principios.

De esta idea proviene la máxima escolástica «nada hay en el intelecto que no haya estado antes en los sentidos» (Nihil est in intellectu, quod prius non fuerit in sensu).

La conexión necesaria entre dos fenómenos que frecuentemente aparecen juntos sería difícil de demostrar, y muchas veces es consecuencia de un razonamiento inductivo que no tiene porqué ser lógicamente válido.

Es decir, gramaticalmente tendría sentido decir o bien "A es la causa y B el efecto" o bien "B es la causa y A el efecto", aunque sólo una de esas dos puede ser realmente cierta.

Desde este punto de vista, una opinión, propuesta como principio metafísico en filosofía del proceso, es que toda causa y todo efecto son respectivamente algún proceso, acontecimiento, devenir o suceso.

Por ejemplo, en la explicación causal eficiente de Aristóteles, una acción puede ser una causa mientras que un objeto perdurable es su efecto.

Por ejemplo, las acciones generativas de sus padres pueden considerarse como la causa eficiente, siendo Sócrates el efecto, considerándose a Sócrates como un objeto perdurable, en la tradición filosófica denominado "sustancia", distinto de una acción.

Según David Hume, la mente humana es incapaz de percibir directamente las relaciones causales.

[14]​ Según esta lectura, definen la causalidad en términos de, respectivamente, regularidades empíricas (conjunciones constantes de sucesos), cambios en probabilidades condicionales, condiciones contrafácticas, mecanismos subyacentes a las relaciones causales e invariancia bajo intervención.

La visión del mundo determinista sostiene que la historia del universo puede representarse exhaustivamente como una progresión de acontecimientos que se suceden como causa y efecto.

[16]​ La versión incompatibilista de esto sostiene que no existe el "libre albedrío".

La presencia de x, sin embargo, no implica que y ocurrirá.

Para el efecto específico, en general, no hay implicación de que una causa contribuyente sea necesaria, aunque pueda serlo.

Juntos son innecesarios pero suficientes para que la casa se incendie (ya que muchos otros conjuntos de sucesos podrían haber provocado el incendio, por ejemplo, disparar a la casa con un lanzallamas en presencia de oxígeno, etc.).

La confusión suele surgir porque en inglés se pueden presentar muchos enunciados diferentes utilizando la forma "If ..., then ..." (y, posiblemente, porque esta forma se utiliza mucho más para hacer un enunciado de causalidad).

Pero la frase: parece intuitivamente verdadera, aunque no haya una relación causal directa en esta situación hipotética entre el hecho de que Shakespeare no escribiera Macbeth y el hecho de que otra persona lo escribiera realmente.

En el lenguaje cotidiano, a menudo se hacen afirmaciones condicionales poco precisas, que deben interpretarse con cuidado.

Unas cosas suceden a otras, y con frecuencia siempre en el mismo orden.

La condición de transitividad x≺y,y≺z⇒x≺z se satisface mediante la relación de causalidad ≺ en cualquier espacio-tiempo lorentziano.